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Cataluña está llena de fiestas tradicionales a las que tenéis que ir al menos una vez en la vida. Algunas son muy conocidas, como la Patum de Berga, y otras no lo son tanto, como es el caso de las Fallas de Isil. Cada noche de San Juan, el pueblo de Isil, dentro de Alt Àneu, en el Pallars Sobirà, se convierte en el escenario de una fiesta donde el fuego, la música y la tradición son las protagonistas. Desde hace más de un siglo, el municipio celebra las Fallas de Isil, que fueron reconocidas en 2015 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Coincidiendo con el solsticio de verano, los falleros bajan las fallas encendidas por la montaña hasta el pueblo, donde el vecindario espera las tradicionales hogueras. Esta es la fecha más señalada del año para toda la gente de Isil y, si quieréis vivirla en persona, este año también lo podréis hacer la noche del 23 de junio.
Los poco más de 400 habitantes del municipio reciben con los brazos abiertos a los miles de visitantes que cada año se acercan a vivir de cerca esta fiesta que, aunque se han realizado diferentes estudios, no se conoce su origen. Según explica el Patrimonio Festivo de Cataluña, la primera referencia escrita sobre las fallas en Isil se remonta a 1902, cuando el diario 'La Veu de Catalunya', publicó una crónica sobre la fiesta. A pesar del paso de los años, el procedimiento de la celebración se ha mantenido como en sus inicios y se han recuperado elementos tradicionales como las danzas, que se dejaron de realizar durante una temporada. En 1978, Jaume Arnella y Dolors Llopart recuperaron las músicas y ahora, cada 23 de junio, se bailan en torno a la Falla Mayor.
Sin embargo, la celebración no empieza la noche de San Juan, sino que empieza un mes antes para tenerlo todo preparado. A principios del mes de mayo, los falleros escogen los pinos que deben cortarse para hacer las fallas y secarlas para que, la noche del 23 de junio, los falleros las bajen apoyadas en los hombros hacia el pueblo, donde todo el mundo espera impaciente al encendido. Cuando oscurece, se enciende la Falla Mayor para avisar a los falleros que ya pueden empezar el descenso, un camino que, de lejos, parece que una especie de serpiente de fuego baja la montaña. Cuando llegan a Isil, las falleras entregan un trozo de torta, un vaso de vino y un pequeño ramo de flores y se tiran las fallas a la Falla Mayor, donde se crea una gran hoguera.
Aunque la tradición empezó en Isil, actualmente es una fiesta generalizada en muchos municipios de los Pirineos. Las Fallas de la Verge de Ribera, en La Pobla de Segur, son una de las primeras que se celebran, el 17 de junio, que dan paso a otras como las de Casós y Vilaller, en la Alta Ribagorça; las de Alàs y Cerc, en el Alt Urgell; y las de Barruera, también en la Alta Ribagorça, una de las últimas que se celebran, el 29 de junio.
El programa de este año en Isil
Las Fallas de Isil también incluyen un extenso programa de actividades que dura tres días: el 22, 23 y 24 de junio. La celebración dará el pistoletazo de salida el sábado 22 con un torneo de butifarra, que irá seguido de juegos infantiles, un bingo musical, una cena popular, los 'correfocs' y música en directo para inaugurar la fiesta a lo grande. El domingo 23, los más pequeños podrán divertirse en los juegos hinchables y ya a las 17 h empezará la concentración de falleros en la plaza Mayor del pueblo, una convocatoria que inaugurará el acto tradicional hasta que, a medianoche, vuelvan.
El día de San Juan, el 24 de junio, se celebrará una misa en la iglesia de Sant Joan que irá acompañada de un vermut en la plaza Mayor, actividades de cuentacuentos y talleres y, como fin de fiesta, también habrá un campeonato de 'Bitlles Pallareses', merienda popular y música en directo.