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El ayuntamiento tiene sobre la mesa una propuesta que podría proteger para siempre los locales que hacen conciertos de pequeño formato. Una propuesta que evitaría que volviera a producir un caso como el de la sala Heliogàbal, premio Ciudad de Barcelona 2012 por su programación de conciertos que en 2016 tuvo que interrumpir tras ser multada.
¿Cómo? Se propone crear una nueva categoría para estos locales, los Espais de Cultura Viva, espacios de pequeño formato -con un aforo máximo para 150 personas- y de proximidad, con una programación cultural estable -con un mínimo de 40 actividades anuales- de música en directo (o también de otras artes escénicas).
Un manifiesto impulsado por diferentes entidades del sector de la música pide que esta nueva categoría de Espais de Cultura Viva se apruebe en el próximo pleno municipal. Firmado por la Asociación de Salas de Conciertos de Cataluña (ASACC), la Asociación de Músicos de Jazz y Música Moderna de Cataluña (AMJM), la Asociación Musicat, la Academia Catalana de la Música, la Federación Catalana de Locales de Ocio Nocturno (FECALON) y la Plataforma Música Viva Barcelona, el manifiesto insta a "todos los grupos municipales" a sumarse en el "trámite final y aprobación en plenario" de lo que consideran "una medida enormemente importante para el sector y para la ciudad de Barcelona".
MANIFEST DEL SECTOR MUSICAL PER L’APROVACIÓ DE LA NOVA CATEGORIA 'ESPAIS DE CULTURA VIVA' A L’AJUNTAMENT DE BARCELONA.
— ASACC (@AsaccConcerts) February 5, 2019
Impulsen i signen:
ASACC, AMJM, Associació Musicat, Acadèmia Catalana de la Música, Fecalon i Plataforma Música Viva Barcelona. pic.twitter.com/w9kucm4dEy
“Históricamente en Barcelona ha habido muchos locales de pequeño formato que hacen una actividad musical y que han tenido un reconocimiento simbólico de su relevancia cultural", explica Daniel Granados, director de Cultura Viva y el asesor de cultura del ayuntamiento detrás de la propuesta. "Pero a pesar de este reconocimiento, no se generaban canales de acceso a la regulación, no estaban generando un marco normativo que les permitiera hacer su actividad con garantías legales".
"No queremos estar en falso", afirma Carmen Zapata, gerente de la ASACC, asociación que hace 12 años que lucha para que se pueda continuar programado música en vivo en los locales donde esto se ha hecho históricamente y para combatir "la indefensión jurídica de las salas ". "Lo que nos da miedo es que por motivos partidistas se le hagan enmiendas y se bloquee", dice Zapata. Motivo por el que el manifiesto del sector de la música en favor de los Espais de Cultura Viva interpela directamente los diferentes grupos municipales.
La aprobación de la nueva categoría de espacios de cultura viva continúa la labor iniciada por la circular de 2016, "que por primera vez permitía que locales que tuvieran licencia de bar, cafetería y restaurante pudieran hacer música en directo amplificada -explica Granados- . Generaba la posibilidad de que estos locales, si hacían las reformas de aislamiento acústico y de seguridad pertinentes, podían entrar en el marco normativo". Reformas para las que se destina una línea de subvenciones desde el 2016 y de las que se han beneficiado locales como el Heliogàbal, el Robadors 23, la Meteoro y el Freedonia. "Esta normativa busca proteger estos espacios garantizando siempre la convivencia con los vecinos, poniendo recursos para que insonoricen" y para adecuarlos a los requisitos técnicos de seguridad.
Pero si en la circular de 2016 se diferenciaba sólo entre espacios que podían hacer música amplificada (con unos requerimientos de aislamiento acústico determinados) y espacios que podían hacer música acústica (totalmente desenchufada: una quimera), la nueva categoría incorpora la posibilidad de que se pueda hacer música en directo semiamplificada "en un marco de aislamiento acústico más flexible que la música amplificada", dice Granados. Esto se aplicaría, por ejemplo, a un intérprete en solitario que cante ante un micrófono con una guitarra enchufada a un amplificador.
La otra gran diferencia respecto la circular del 2016 es que en los espacios de cultura viva el cálculo del aforo será variable en función del uso, una reivindicación histórica del sector. "Siempre topábamos con la cuestión del aforo", admite Carmen Zapata del ASACC. Fue por superar el aforo permitido que el Heliogàbal fue multado en 2016 y forzado a detener la actividad de conciertos. Tiene licencia de bar cafetería, y esto implica que el aforo oficial del local sea de 39 personas (cálculo resultante del hecho de que se asume que un bar cafetería tiene mesas y sillas); pero durante los conciertos, con el público en pie, con 39 personas la sala se ve vacía y los números no salen. "No es que el Heliogàbal no pueda hacer conciertos, pero con un aforo de 39 personas la actividad no se puede mantener. ¿A qué precio se deberían poner las entradas? ", protesta Zapata. Si tuviera una licencia de sala de conciertos en el mismo espacio el cálculo del aforo subiría hasta las 90 personas.
"Los técnicos calculan los aforos de los locales por los tipos de licencias que tienen estos espacios y no por el tipo de uso -explica Granados-. Lo que permitirá esta nueva categoría es que el aforo se calcule, a partir de las normas de seguridad, por el tipo de uso. Si cuando haces la actividad cultural tienes una disposición del espacio diferente, tendrás otro aforo. Por ello el aforo es variable ". Una variabilidad que ya se aplica en otros sectores: "Pachá cuando abre como restaurante tiene un aforo, y cuando lo hace como discoteca, otro. Si lo estamos permitiendo en locales de ocio, por qué no lo permitimos en locales con relevancia cultural?", pregunta Granados.
¿Por qué es tan importante garantizar la supervivencia de los locales de pequeño formato que programan música en vivo y que podrán aspirar a la categoría de espacios de cultura viva? Para Daniel Granados, su importancia es vital para el tejido cultural y musical de Barcelona. "Un caso como el de Rosalía -que actuó en el Heliogàbal el 2015- no se hubiera producido si no hubiera este tejido para la gente que sale de las escuelas", afirma. "Es el pulmón, hay que generar un circuito cultural que vaya de abajo hacia arriba. Mishima o Joe Crepúsculo han crecido en locales que estaban en la ilegalidad", concluye. La categoría de Espacios de Cultura Viva permitirá a estos locales tan importantes para la ciudad estar protegidos por la normativa.
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