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¿Es cierto que cada vez hay menos espacios para los perros en Barcelona?

Hemos pedido a Verificat que lo investigue y nos lo cuente

Escrito por
Verificat
Traducido por:
Meritxell Palou
Gos, Barcelona
Foto: Shutterstock
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Un runrún habitual entre los propietarios de perros de Barcelona es que cada vez hay menos espacios para llevar a pasear a sus mascotas. Puede parecer más una percepción que una realidad, aunque, de hecho, el espacio se ha reducido un poco desde el 2010. Lo que ocurre es que el número de perros que viven en la ciudad se ha disparado, según los datos de identificaciones facilitadas por el Consell de Col·legis Veterinaris a Verificat. Actualmente, hay ocho veces más perros que en 2002. Sin embargo, los espacios de ocio para ellos ha pasado de 119 en 2010 a 116 en 2022, tres de ellos añadidos justamente este año, de acuerdo con los datos facilitados por el departamento de prensa de Benestar Animal de l’Ajuntament.

En 2002 había 20.402 perros identificados en la ciudad, según el Consell de Col·legis Veterinaris de Catalunya y en el primer trimestre de 2022 cerró con 173.584. Por tanto, en la actualidad hay ocho veces más perros que hace dos décadas. Un 15,2% de los hogares en Barcelona tienen al menos un perro, según la encuesta de servicios municipales de 2021. La responsable del Ajuntament en esta materia, Carmen Mate, explica a Verificat que aunque el número de áreas habilitadas específicamente para los perros ha variado poco, en los últimos años se han construido zonas nuevas y se han ampliado otras. También se están eliminando algunas "que eran demasiado pequeñas y que no tenían sentido", apunta.

¿Qué son los espacios para perros?

El Ajuntament define las áreas para animales como aquellas donde existe “una presencia habitual o continua de animales de compañía, especialmente perros” y “donde el diseño del espacio se adaptará a las formas de uso instigadas por sus propietarios”, según detalla un documento del consistorio que sirve de guía para crear espacios verdes en la ciudad. El mismo pliego de prescripciones diferencia, dentro de estos espacios para animales, las zonas de usos compartidos (ZUC) y las áreas de recreo para perros (AEG). Las primeras son espacios públicos (parques, jardines, calles) que los animales pueden utilizar en un horario preestablecido y las segundas son áreas destinadas exclusivamente al esparcimiento de los perros.

Estas áreas deberían tener, según la recomendación que se establece en las prescripciones para realizar espacios verdes en la ciudad, un mínimo de 400 m². Las zonas que no superan esta superficie deben estar aprobadas por el Institut Municipal de Parcs i Jardins del Ajuntament y pasan a llamarse “áreas para perros” y no áreas de recreo, según explica el documento.

En Barcelona existen 41 áreas de más de 400 m² para el recreo de perros, según los datos proporcionados por el Ajuntament a Verificat. Las otras 72 son menores. En la práctica, poco más de un tercio (36%) de los espacios destinados exclusivamente al uso de los caninos son mayores de los 400 m² recomendados.

Zonas de uso compartido

Aparte de los espacios reservados específicamente para mascotas, en 2018 el Ajuntament anunció que se empezarían a habilitar las zonas de usos compartidos como plazas, calles o parques, pero hoy todavía no están identificadas ni señalizadas, según confirma a Verificat Carmen Mate. La idea es aprovechar el espacio público de la ciudad para que los perros puedan ir desatados en algunas horas determinadas. Espacios de este tipo ya están en funcionamiento en Madrid, por ejemplo, y en la capital catalana ya estaban previstos en la Ordenanza municipal de protección, tenencia y venta de animales de Barcelona de 2014.

La responsable del consistorio explica que en otoño de este año se empezarán a identificar estas zonas y que "se incluirán en la red de espacios para perros en la ciudad". Con la incorporación de estas áreas sí aumentarán los metros cuadrados para perros, asegura.

En 2018 estaban previstas 89 zonas de uso compartido en la ciudad, pero actualmente el consistorio no da una cifra cerrada de las que se habilitarán porque todavía está en negociaciones con los distritos.

170.000 perros identificados y menos de 70.000 censados

En Cataluña quien pone los microchips y, por tanto, hace la identificación de los perros, son los veterinarios. Por el contrario, el censo, conocido como Registre General d'Animals de Companyia (Anicom), depende de la Generalitat. El Ajuntament, por su parte, no tiene una base de datos propia de los animales de compañía, sino que recoge las cifras de las que dispone el Anicom para el municipio de Barcelona.

Según los datos facilitados a Verificat por el Consell de Col·legis Veterinaris de Cataluña (base de datos AIAC), en el último día de 2021 había 173.584 perros identificados en la ciudad. Mientras que, según los datos del censo de animales de Barcelona (datos Anicom), en 2021 acabó con 73.413 animales de compañía censados ​​entre perros, gatos y hurones. Esta segunda base de datos no desglosa el número por especie de animal, por tanto, el número de perros censados ​​es menor, pero no lo sabemos.

La diferencia entre ambos datos "está en que mucha gente identifica al perro y luego no lo censa", según explica la directora de Serveis de Drets dels Animals del Ajuntament de Barcelona en Verificat. Muchas personas no inscriben a sus animales en el censo hasta que se ven obligadas a hacerlo después de tener alguna incidencia en la que la Guardia Urbana les reclama la documentación, apunta la responsable.

Ciudades 'pet friendly'

Las ciudades 'pet friendly', es decir, amigables con los animales, se encuentran a caballo entre el urbanismo y el concepto de bienestar animal, según explica a Verificat Verònica Araunabena, presidenta del Col·legi de Veterinaris de Tarragona y miembro del Consell de Veterinaris de Cataluña. "A medida que aumentan los animales en una ciudad, evidente y proporcionalmente, debe aumentar el número de espacios donde estos animales puedan correr y cumplir sus necesidades de bienestar", explica la experta. Un aumento que, a pesar de la carencia de margen de crecimiento de la ciudad, no se ha dado en los últimos años en la ciudad y queda en manos de las esperadas zonas de usos compartidos para revertir la situación.

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