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Comer un plato contundente y echarse una buena siestecilla (o siestón). Este es un sueño que en Barcelona solo puedes hacer realidad en un sitio: The Lobster Roll, un restaurante especializado en bocadillos de bogavante o 'rolls' al estilo de Nueva Inglaterra, que encontraréis en la calle Muntaner, 22.
The Lobster Roll acaba de abrir donde estuvo el Napuccino, una cafetería que fue el primer local de restauración de Barcelona en ofrecer el impagable servicio de siesta, allá por el 2017. Ahora, The Lobster Roll toma el relevo, con el valor añadido de ser el único local de Barcelona especializado en este sabroso –¡y gourmet!– bocadillo típico de Boston.
La joven china Yutong Dai abrió The Lobster Roll el pasado julio con su pareja, Xiaoyong Xi. "En un viaje por la costa este de Estados Unidos descubrimos el concepto de bar de 'lobster roll', y decidimos abrir un restaurante así en Barcelona", explica.
Ojo, que no hacen cualquier cosa: utilizan bogavante fresco del Atlántico, de la costa de Nueva Inglaterra. En lugar de servirlo en pan de 'hot-dog' –como en la receta original– utilizan un brioche con mantequilla de limón. Otras especialidades de la casa son los 'rolls' de gambas y de 'pulled pork'. El precio no es barato (¿cuándo lo ha sido el marisco fresco? ): –un bocadillo de bogavante sale por 18'50 euros, pero otras opciones son el bocadillo de cangrejo, a 15'50, o el de gambas, a 12'90.
"Nuestras calidades son muy altas, y los servimos con seis salsas diferentes. El 'roll' de cangrejo está hecho con carne de cangrejo rojo fresco, no con surimi, por supuesto", explica Dai. Y la compra de una comida te da el derecho a una hora de siesta", explica. ¡Ah, la siesta, ese codiciado momento de deseo post-ingesta!
Al adquirir el restaurante, la pareja decidió mantener el concepto del Napuccino, partiendo de la base que Napuccino Corner es una minifranquicia que instala zonas de descanso en los locales que las contraten. El funcionamiento en Lobster Roll es tan simple como que una comida da derecho a una hora de siesta. Son dos cabinas individuales con persianas, que permiten la comodidad de un ratito de letargia. Y no, listos, que vayáis en pareja no permite sestear dos al precio de uno.
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