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Lo pensamos cuando Jaume Balagueró le regaló el papel más terrorífico de su carrera en 'Los sin nombre' (1999). Y cuando estuvo a la altura de un monstruo del cine como Fernando Fernán-Gómez en 'Para que no me olvides' (2005). Pero vete a saber por qué, el cine nunca ha sido muy amable con Emma Vilarasau (Sant Cugat del Vallès, 1959), una de las actrices más reconocidas de la escena catalana. Afortunadamente, Dani de la Orden (director de filmes como 'Barcelona, nit d'estiu', 'Litus' y 'El test') la ha convertido en el eje de una familia 'pija' y no muy estructurada en la estupenda 'Casa en llamas', que esta semana llega a los cines.
La película nos cuenta el fin de semana de una mujer, sus dos hijos (Maria Rodríguez Soto y Enric Auquer), sus respectivas parejas (José Pérez-Ocaña y Macarena García), su ex (Alberto San Juan) y su nueva novia (Clara Segura), en la casa familiar de la Costa Brava. Una reunión que se convertirá en un festival de reproches y heridas por cerrar, en una comedia dramática que navega de forma prodigiosa de la comedia desgarradora y con diálogos divertidísimos al drama más cotidiano.
¡Vuelves al cine!
[Suelta una carcajada]. Es raro, ¿eh? Me llamó Dani de la Orden y fue maravilloso. Ha sido un regalo, porque ya no lo esperas. Después de tantos años, era una carpeta cerrada, eso ya ha terminado, pensaba. Y no, mira, hemos hecho otra película.
Sé que te lo han preguntado a menudo, pero ¿qué explicación tiene no haber hecho más?
¡Pregúntalo a los productores y a los directores! Yo qué sé, supongo que hay un momento en el que no hay papeles para mujeres de cierta edad y los que hay... ya están dados a mujeres mucho más conocidas que yo. Y ya está. No hay más. Es que... No sé qué decirte [ríe].
¿Nunca lo has llevado mal?
No, la verdad es que cuando hice 'Los sin nombre', parecía que habría podido empezar quién se sabe qué. No fue así, yo tampoco quise ir a buscarme la vida a Madrid porque... ¡porque no! Tenía dos niños pequeños y tenía ganas de vivir aquí. Por tanto, tomé decisiones de decir no, yo me quedo y haré más teatro y ya está. Pero no, nunca lo he llevado mal. Por suerte he trabajado sin cesar. Si me hubiera quedado en casa, ahora me estaría lamentando de no hacer cine y no hacer tele, pero la verdad es que no he parado. ¿Me hubiera gustado hacer más cine? ¡Si! ¿Lo he hecho? ¡No! Pues está.
Pues celebramos que 'Casa en llamas' ponga remedio a esto. ¿Quién es Montse, tu personaje?
Es una mujer burguesa catalana de clase altita, pero diríamos que ha perdido un poco los posibles. Montse está muy sola, terriblemente sola. Y hace lo que sea para lograr unir a su familia, al menos un fin de semana. Ella se siente injustamente tratada, injustamente abandonada. Y además, ya mí me gusta mucho, es una madre muy amoral con las cosas que hace. Y esto le da un carácter a la peli, un punto de locura que creo que está muy bien.
En esta familia nadie ama de manera muy sana. Y, aunque hay situaciones llevadas un poco al extremo, es bastante fácil que nos reconozcamos en lo que se cuenta.
Las dinámicas familiares están un poco subidas de tono, pero la esencia, tanto de la madre como de sus dos hijos, lo que es la esencia de los personajes, es bastante identificable. Es cierto que las familias a veces no nos amamos bien, porque nos conocemos demasiado, porque sabemos que somos incondicionales, sabemos que la madre siempre estará ahí, aunque estés seis meses sin ir a verla, ni cogerle el teléfono, llamarla, ella siempre estará ahí. Y a veces esto te da permiso para un trato muy egoísta por parte de todos. Y también de la propia madre. Y esto es una manera bastante fea de querer.
"Tengo un listado con una serie de gente con la que me gustaría trabajar antes de retirarme"
El guión de Eduard Sola es magnífico, y consigue un equilibrio muy difícil entre la comedia y el drama.
Sí, y eso lo vi en el guión, pero sobre todo en el rodaje. Pensaba que habíamos empezado una escena ji-ji-ja-ja. Y, de repente, se daba la vuelta a la tortilla. Y yo creo que la gracia de la peli es que Dani sigue una línea, y no se excede nunca, ni hacia un lado ni hacia el otro. Nunca se pasa, y nunca hace nada que no te creas. Está muy bien montada, muy bien hecha y tiene un reparto maravilloso. Porque muchas escenas son corales, hay pocos momentos de dos personajes. Y las escenas corales en el cine son complicadas. Y creo que aquí están muy bien resueltas.
¿Es verdad que Dani os animaba a improvisar muchísimo?
Sí, y en los primeros días me chocó bastante, porque pensé: si hay un guión escrito, ¿qué estamos haciendo? Nos lo estamos saltando todo. Yo soy una mujer muy disciplinada y muy obediente y pensaba en el pobre guionista. Y Dani decía que el guión era sólo un punto de partida, que improvisáramos. Me costó arrancar, pero cuando lo hice... ¡Ole! ¡Muy bien! Esto le da frescura, y unas salidas que no te esperas de los actores. Y esto se nota en la peli. Mira, con Dani he hecho también un episodio de la serie A muerte. Y allí sí flipé, porque aquello no era imprevisación, aquello era un feudo lo que le dé la gana. Me ha sorprendido Dani, es peculiar, es como un niño grande muy inteligente y que tiene muchas ganas de jugar. Pero después, en el rodaje, lo veías muy concentrado, después de comer se apartaba y se concentraba en sus cosas. Es un niño prodigino del cine, lo lleva en las venas.
Me sorprendió mucho saber que nunca habías coincidido en un proyecto con Clara Segura.
Así es, y tenía muchas ganas de que ocurriera. Tengo un listado con una serie de gente con la que me gustaría trabajar antes de retirarme. Porque a mí no me quedan muchos años de trabajo, porque me echarán y porque me he hecho muy mayor [ríe]. Y Clara es la primera del listado, hace ya muchos años. Siempre se le decía cuando iba a verla a los estrenos, tenemos que hacer algo, tenemos que hacer algo, pero ha costado. Y fue encontrarnos en el rodaje y descubrir a Clara. No la profesional, que ya sé que es una gran actriz, sino también descubrir a la persona. Nunca he reído tanto en un rodaje como con ella, es maravillosa. Tiene el don de la réplica exacta, en el momento exacto, para quitar tensión, poner humor... Me ha gustado mucho, mucho conocerla.
Creo que por fin habéis encontrado un proyecto teatral para hacer juntas...
[Ríe]. Sí, y si llegamos a hacerlo será una bomba. No puedo decirte qué es, porque está en los inicios, pero sí, será una bomba. Es un clásico y en español. Porque no se puede traducir. Y ya está, ya te he dejado una pista [ríe].
La Vilarasau y la Segura... qué ganas. De alguna manera esto de poner el artículo y el apellido deja clara la condición de grandes damas del teatro, como lo han sido Sardà, Lizaran o Espert. ¿Cómo te sientes formando parte de este Club del Artículo?
Me gusta esto del Club del Artículo [ríe]. Al principio no me sentía nada identificada, era como si hablaran de otra persona. Ahora me he acostumbrado, me sigue sonando un poco exagerado, pero me he acostumbrado a ello. Al principio era cómo... ¿de quién hablan? ¿Quién es esa Vilarasau que yo no conozco? [ríe]. Como te ve la gente y cómo te ves tú, a veces tiene muy poco que ver. Es verdad que me siento valoradísima, por la carrera que he tenido, por los papeles que me ofrecen... Sólo puedo estar agradecida a la vida profesional que he tenido. Porque yo trabajo todos los días, ¿sabes? Yo voy al teatro, me disfrazo, hago la función, me cambio. La vida es esta, después todo lo de las entrevistas, Vilarasau, la no sé qué... queda allí, pero no piensas en ello en el día a día. Lo dejo ahí y no quiero hacer mucho caso.
"Mi generación estaba acostumbrada a trabajar a las órdenes de... Y entonces no éramos tan lanzados"
Volviendo a la película, a las escenas corales ya las escenas de dos, tienes un momento con tu hija, Maria Rodríguez Soto, que es oro. ¡Apunta a formar parte del Club del Artículo!
No tardará mucho en ser la Rodríguez Soto, con el camino que lleva... Es otra de las actrices que tengo en el listado. Y está estupenda en la película. Tiene mucho talento.
Como Enric Auquer, Maria forma parte de una nueva generación magnífica. ¿Cómo los ves?
Son muy potentes. Y además tienen algo que los hace distintos, no sé si a toda mi generación, pero sí a mí, y es que tienen mucho criterio. Y se atreven mucho a decir lo que piensan. Yo, a su edad, no me atrevía tanto a decir las cosas, y ellos no tienen pudor por decir lo que piensan, y eso está muy bien y está bien que les hagan caso, porque enriquecen los trabajos. Yo creo que mi generación estaba acostumbrada a trabajar a las órdenes de... Y entonces no éramos tan arrojados. La figura del director era muy potente, el director mandaba y no te planteabas opinar. Hacías el trabajo y ya está. Y más siendo una mujer, tenías que callarte aún más [ríe].
Decíamos que has hecho muy pocas películas. 'Los sin nombre' fue muy icónica. ¿Cómo la recuerdas?
Con mucho cariño, la película, y Jaume [Balagueró] con mucho amor. Conocí a gente muy maja, que todavía conservo, y fue muy importante para mí, porque tuvo un eco... No seguí la carrera cinematográfica, aunque todo el mundo me decía que ya no pararía de hacer películas. Sí paré [ríe].
Y tienes otra película estupenda, 'Para que no me olvides' (2005), por la que estuviste nominada al Goya y en la que trabajaste con el grandísimo Fernando Fernán-Gómez.
He hecho pocas pelis, ¡pero cuando las hago me salen bien! Con 'Los sin nombre' me dieron el Premio de Sitges, y con 'Para que no me olvides' me nominaron a un Goya. Y Fernando... era un personaje maravilloso. Estaba ya muy tocado cuando hicimos la peli. Él comía aparte, tenía su propia caravana, y Emma Cohen estaba mucho con él. Estaba tocadito. Pero yo le veía cuando rodábamos y pensaba: es que no está haciendo nada, no hace nada. Y después le veías en la pantalla y estaba inmenso. Era de esa gente que sabe tanto cine, que ha hecho tanto, que saben que con muy poco, hecho de una determinada manera, ya es suficiente. Y él era un maestro, un maestro con esto.
Y si seguimos mirando atrás, sorprende saber que después de 'Ventdelplà' no te han vuelto a ofrecer nada en TV3. Y más habiendo interpretado a Eulàlia Montsolís de 'Nissaga de poder', que probablemente sea uno de los personajes más icónicos de la historia de la tele catalana.
Con 'Nissaga de poder', Papitu [Josep Maria Benet i Jornet] escribió una telenovela muy especial, y un personaje femenino muy empoderado, muy fuerte, muy herido. Y bueno, que también se pasaba la moral por... Creo que sorprendía en ese momento, y todavía sorprende ahora. Parece que ahora hay mucha gente joven lo está descubriendo en la plataforma del 3Cat, y hay niñas que se me acercan y me dicen: "¡Eres la madre de Eduard!" ¡Pero si lo sabe toda Cataluña! Me piden: "¡No me cuentes el final!" Pero si es público y notorio, ¿no? [ríe]. Es gracioso y está muy bien que se mantenga a este personaje como referente por todas las líneas que, como mujer, se saltó. Y por todo el poder que tenía Eulàlia, viniendo de un lugar muy oscuro y muy terrible.
Era muy punki aquella serie. Ahora no sé si podría hacerse una serie diaria con una trama de incesto tan potente.
Y sin juzgarla, sin ponerle una etiqueta moral. Que esto es algo que me acuerdo que Jordi Dauder, que era... [se pica con el puño en la mano], y yo fuimos a hablar con Papitu y le preguntamos si pensaba hacer un juicio sobre el incesto, porque nos preocupaba, yo pensaba que si era así, mal. Y nos dijo que no, en absoluto. No había juicio, era lo que el mundo les hacía a estas dos personas para quererse como se habían amado. Y pensé, pues, 'olé tus huevos'.
Hemos mirado un poco al pasado.... ¿eres hacer balance?
Ahora sí. Este año he cumplido 65, la edad en la que la gente antes se retiraba. Y me suena muy raro. Empecé a hacer balance, a mirar atrás y quedé algo sorprendida, porque he trabajado en muchos espectáculos teatrales. Muchos. Me puse a contarlos y paré cuando llevaba cincuenta. Es que, claro, llevo cuarenta y dos años de profesional. Es muy fuerte. He sido muy tenaz, pero también he tenido la suerte de vivir en el momento histórico que he vivido: creo que soy de una generación privilegada y, dentro de esa generación, yo todavía soy más privilegada. O sea, ¡gracias! Viví el momento de las series, de TV3. Y viví el momento en que una productora privada de teatro, Focus, decidió crear un star system catalán: cuando Focus empezó, los actores a veces no salíamos ni en el cartel. Eran el director, el autor y punto. Recuerdo que esto fue una reivindicación del Lliure, de Anna [Lizaran] y de Lluís [Homar]. "Queremos salir en los carteles". Y Daniel Martínez, de Focus, tenía claro que la gente iría al teatro a ver a los actores, quería que los queriese, con la ayuda de las series. Y tenía razón, se creó un trasvase de la televisión al teatro. Y yo viví el inicio de esto. Por tanto, históricamente me han tocado momentos afortunados de vivir.
En esa conversación has hablado de la retirada en un par de momentos. ¿Piensas realmente en dejarlo?
No, no pienso en dejarlo, porque me lo paso muy bien. Y todavía me hace ilusión cada nuevo papel. Ilusión y miedo. Y mientras me ocurra esto, vamos bien. Pero sí que las tres últimas temporadas he hecho un espectáculo detrás de otro, y eso hace que tampoco los saborees, porque estás haciendo bolos de uno y ensayando otro, y quizás quiero tomármelo con un poco más de calma. Pero, por otra parte, hay una serie de montajes que quiero hacer y se me pasará el arroz si no los hago, así que quizás no puedo tomarme tanto tiempo [ríe].