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Elvira Dyangani Ose es la nueva directora del MACBA, y la primera mujer que dirigirá la institución. Nació en Córdoba y estudió en Barcelona, una ciudad que según ella "siempre ha tenido una escena artística independiente muy estimulante". Hablamos con ella de los planes que tiene por el MACBA, la presencia del relato colonial en Barcelona y todo lo que nos queda por (des) aprender sobre los museos.
¿En qué espacios artísticos de la ciudad te gustaría que se maravilla el MACBA?
Cuando yo vivía aquí, era el gran momento de la Sala Metrònom. Yo estaba terminando la carrera, y era un momento donde las dinámicas de colectivos artísticos alrededor del 22 @ y el CCCB convivían con las instituciones como el MACBA. No me fijaría tanto en una institución específica, si no en esta contesta cultural que había en la ciudad. Yo al final quiero recuperar el espíritu de todo esto y que el MACBA sea una institución cercana con la comunidad que la rodea y abierta a la comunidad del arte tanto local como internacional.
¿Cómo pretendes encontrar el equilibrio entre la proximidad y la proyección internacional?
Es crucial que el MACBA sirva a los artistas como plataforma para ser conocidos nacional e internacionalmente. Y esto se consigue haciendo exposiciones que sean relevantes para el resto del mundo, y que sean esenciales aquí. También debemos tener una visión holística del museo, como plataforma que está intentando ser consciente de su historia y saber cómo superarla. Del MACBA, siempre me ha gustado esta dimensión de autoreflexión, de sentido crítico. Pero creo que es el momento de escribir otra historia de la institución. Quiero redefinir el MACBA como un museo que no solamente sea conocido por las exposiciones, la colección y los programas que tiene, sino también porque es un museo permeable con la realidad que le rodea.
¿El MACBA se ha sobrepensado a sí mismo?
En su inicio, la institución tenía muy claro en el momento en que se encontraba e hizo un llamamiento a la crítica institucional. Fue muy relevante, esto. Rompió con dinámicas tradicionales del arte y puso de manifiesto que desde una institución museística se puede pedir justicia social, no solo a las autoridades sino en el ámbito internacional. Pero esta autoreflexión, debe llevarnos más allá, hacia la vertiente más humana de la institución.
¿Qué tenemos que priorizar, porque el MACBA explote más esta vertiente humana?
Hay que volver a reencontrarse con los vecinos. Debemos reformular la relación con el entorno directo del museo: ¡yo quiero que cuando preguntes a alguien por la calle sobre el MACBA, todo el mundo sepa de qué institución estamos hablando! Sí, porque es un museo de arte contemporáneo, pero también porque tiene una manera especial de tratar al espectador. Para mí es prioritario ser un museo más permeable, más cercano y más inclusivo.
¿Es posible un MACBA que acoja por igual al público local, los ‘skaters’, los artistas y los turistas?
No soy naif, es una tarea difícil. Debemos escuchar a los diferentes colectivos y ver cómo podemos materializar sus deseos. No he sido amante de los grandes gestos y creo que lo tenemos que hacer poco a poco. Todo el mundo me pregunta: "cuando empezaremos a ver este nuevo museo que estás planteando?" Probablemente serán cambios lentos y progresivos, y tendremos que invitar los visitantes para que los exploren por ellos mismos.
¿Y cómo cambiará el museo por dentro?
Ha habido intentos, en el pasado del museo, de crear relaciones transversales en el equipo. Yo estoy forzando un poco eso, intentando que se encuentren compañeros de trabajo que antes no habían hablado. Cuando uno visita una casa, sabe que es un espacio vivido, se nota en el ambiente. Si queremos que la gente se sienta como en su casa cuando visita el MACBA, tenemos que hacer un espacio más acogedor, y eso empieza por la gente que trabaja. Es el equipo del museo quien les dará la bienvenida, y es un equipo que ha pasado por mucho y es importante crear un sentimiento de comunidad y que se entienda. Todos hemos de poder expresar nuestro deseo del museo que queremos.
Tú has investigado sobre las artes globales con una perspectiva postcolonial. ¿Nuestros museos son conscientes del rol que jugaron en el colonialismo?
Tenemos que empezar a hacer memoria y recordar que dentro de nuestra historia, hay historias de comunidades y de otros lugares del mundo que se han de poner en el plano que toca. Y esto implica entender que el museo fue una de las herramientas que la metrópolis colonial utilizaba junto con los mapas y los censos- para delimitar las posesiones que tenían los países colonizados. Siempre tendemos a pensar que nuestras relaciones con otros países son externas, pero hay una retroalimentación y, por tanto, forman parte de nuestra historia ... ¡No sé cómo será ahora, pero cuando yo iba al instituto, nadie decía que había españoles guineanos!
¿Debemos desaprender muchas cosas, aunque?
¡El desaprendizaje para mí es fundamental! Debemos desaprender qué significa museo. Hay una visión del museo que antecede tu visita, un prejuicio. Yo quiero jugar con este prejuicio y transformarlo, redefinir la noción de museo.
¿Cómo?
Hay gente que no va a museos porque cree que no entenderá lo que ve. Yo lo que quiero hacer es jugar con la idea de museo y con el significado de entender. Quizás, lo que tú dices que no has entendido, tiene que ver con un rechazo a la obra. Y ese rechazo, es una respuesta. Por lo tanto, sí estás entendiendo algo.
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