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Las verbenas son aquellas fiestas en las que la ciudad se transforma y la magia de la noche nos rodea en un estallido de posibilidades. Xampany y Galetes llega con esta misma esencia, reivindicando el espíritu de las fiestas mayores más auténticas. Con un cóctel explosivo de comedia, conciertos y sesiones de DJ, el Paral·lel 62 volvió a ser testigo de otro evento memorable de la noche barcelonesa. Tiene sentido, entonces, que todo esto venga de la mano de el Bar Viu de Gràcia, que se alía con la producción de Benditos Viernes para celebrar un evento que promete hacerse un hueco en Barcelona.
La velada comenzaba con el humor desgarrador de tres de las cómicas más destacadas del momento: Charlie Pee abría la noche con un monólogo lleno del humor negro que la define, imaginando un mundo hipotético donde Hitler hubiera tenido redes sociales. La siguió Carolina Iglesias, la gallega, hizo un recorrido por su libreta de poesía, abordando su viaje personal como mujer bisexual, y compartiendo con humor su desconcierto sobre la diferencia entre una catalana y una lesbiana. Y para terminar, Oye Sherman ponía la guinda al pastel reflexionando sobre el turismo y confesaba con humor que no sabía cómo llegar al Park Güell.
Tras las risas, la fiesta seguía con la esperada primera actuación en directo de Grupis, el dúo de indie pop formado por Elisabet Casanovas y Laia Manzanares. Una actuación breve, pero muy enérgica, que no dejó a nadie indiferente. La sala explotó con su single 'Casi 30', que aborda con humor la temida crisis de los treinta. Después, la noche se llenaba de ritmo y energía con la rumba de los de Gràcia Tomeu i Charnego, un dúo que hace imposible quedarse quieto. Y, para los amantes del rock, Dan Peralbo y el Comboi trajeron una buena dosis.
Pero si no fuera poco, la noche no terminaba aquí. Tras los conciertos, la pista de baile siguió encendida durante horas con una selección de pinchadiscos. DJ Badabronx abrió la sesión con sus hits de pachanga, calentando el ambiente para dar paso a los ritmos house del DJ Suasi. Y, para cerrar la noche con un final apoteósico, el dúo Adrian Grösser & Derovio se hizo cargo de llevarnos a un viaje electrónico con las mezclas más selectas, asegurando que nadie se marchara a casa sin haber bailado hasta la madrugada.
Toda la noche fue orquestada por la irreverente Maitetxu Mia, la drag queen euskalduna más gamberra, que con su carisma aseguró que no hubiera ni un minuto de reposo. Además, todo el mundo tuvo que arrodillarse para beber de la mano del reconocido fraile cabezudo de la ratafía l'Hòstia, a ritmo de timbales y grallas.