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La rueda no deja de girar y el talento joven no deja de dar alegrías al cine catalán. Este año ha sido Elena Martín Gimeno quien, hace unos meses, se llevó el premio de la Quinzaine des Cinéastes en el Festival de Cannes con 'Creatura'. Tras debutar detrás de la cámara con 'Júlia ist' (2017), la actriz y directora firma una película atrevida que no teme incomodar hablando sin tapujos de sexualidad femenina, autodescubrimiento e inseguridades, placer y culpa, cuerpos y vulvas.
¿Tienes la sensación de haber hecho una peli insólita?
Empiezo a creérmelo y estoy francamente sorprendida, si te soy sincera, porque nunca me he considerado especialmente provocadora. Cuando escribíamos el guion con Clara Roquet [directora y guionista de 'Libertad'] teníamos claro que no queríamos ser disruptivas para serlo, ni hacer nada efectista. Queríamos estar cerca de la honestidad, de la piel. Sí que veo que quizás vivo en una burbuja en la que las conversaciones y preguntas que planteamos en la película están sobre la mesa. Y probablemente gran parte del mundo no está en ese punto, qué pena. Si la peli ayuda a abrir debates, para mí será lo más precioso que puede ocurrir.
Podríamos decir que 'Creatura' no es provocadora, pero sí que provoca cosas en el espectador.
El primer feedback nos dice que la gente sale planteándose cosas que nunca habían pensado. La intención es hablar abiertamente de determinados temas, pero no por incomodar, no es una película agresiva, ni densa, ni difícil. Tenemos una herencia que pone la sexualidad y el deseo en un sitio de castigo, de oscuridad, y se generan lagunas en el cuerpo, en la cabeza, en las emociones. No hay educación sexual en las escuelas, no existe educación sexual en la sociedad. Sigue siendo tabú. La sexualidad en tanto que intimidad, porque la sexualización no lo es. Resulta fácil ver tetas y culos en la tele. Con esto no hay problema.
"Si la peli ayuda a abrir debates, para mí será lo más precioso que puede ocurrir"
Tengo la sensación de que existe una autoconciencia en el atrevimiento de tocar los temas que toca y cómo los toca.
Sí, durante todo el proceso de guion, con Clara y las productoras [Marta Cruañas, Ariadna Dot y María Zamora] nos poníamos al límite. Construíamos el guion confrontándolo con nuestras experiencias y también había un punto como de sanación, como de mirar con ternura y con luminosidad todas aquellas partes de nosotros mismas que nos han hecho sentir avergonzadas o culpables, que hemos rechazado e incluso criticado en otras mujeres. Con la esperanza de poder celebrarlas. Por ejemplo, yo, la primera vez que me masturbé, me sentí asquerosa. Entonces estaba muy influenciada por un sistema. Ahora puedo mirar a aquella adolescente y decir: “¡Qué mona!”.
Analicemos el retrato de la protagonista. ¿Hablar del descubrimiento de la sexualidad en la infancia fue lo más complicado de escribir?
No, fue lo más fácil, y lo primero que terminamos. Hay muy pocos referentes y esto es liberador. Existe mucha literatura sobre el tema, de psicólogos, sexólogos... Otra cosa es que no se explique. Creativamente era estimulante, porque cualquier cosa que escribíamos nunca la habríamos visto en cine. No queríamos plantear nada morboso, el reto era ser muy finas en la escritura, ni naïfs ni desagradables, y que el resultado fuera tierno y natural. Es que apenas puede hablarse de despertar sexual, porque es más bien un despertar de los sentidos, de entender el cuerpo, una cuestión de pura curiosidad.
"Mila es el papel más difícil que he hecho hasta ahora"
Del despertar sexual a la adolescencia sí se han hecho muchas películas...
Sí, pero su punto de vista no nos interesaba, mayoritariamente. Cuando no has tenido experiencias sexuales, o estás empezando a tenerlas, existe una desinformación muy heavy. Las hormonas están disparadas, tu cuerpo quiere conocer y aprender, quiere saber, lo que implica también que el deseo está activo. Y no dejes de recibir mensajes contradictorios: te dicen que hacer lo que te pide el cuerpo te denigra, pero también te dicen que si no sigues los instintos, eres una monja. La familia te pregunta por qué no tienes novio, pero después no puedes dormir con él. ¡Es un puto follón! Escribiendo esta parte del personaje pensábamos en cuánta represión, no solo de la sexualidad, también de la rabia.
La versión adulta de Mila la interpretas tú... ¿Tus mejores personajes en cine te los has tenido que escribir tú?
Mira, 'Júlia ist' no fue un reto interpretativo tan grande. O sea, la cosa es que era muy novata, y que hacía de protagonista y era también la directora de la película, y que rodábamos en alemán... Pero no eran retos del personaje. El de 'Creatura' sí es muy complejo, con escenas muy íntimas. En el guion, la represión en la infancia y la adolescencia viene desde fuera. En la edad adulta, la represión viene sobre todo de dentro. Y entonces esto suponía estar en un sitio emocional muy concreto. Es el papel más difícil que he hecho hasta ahora. A veces queda algo eclipsado por el doble rol, porque actuar y dirigir es muy duro, y no sé si lo haré en la próxima peli. De hecho... no, no lo haré [ríe].