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La espera ha merecido la pena. Después de casi dos años de cierre, el ocio nocturno se reivindica redoblando la apuesta con ambición y valentía, como la que ya anunció el Nitsa y la que ahora también presenta el Razzmatazz. Si nada se tuerce, todo hace pensar en una nueva era dorada del clubbing, porque –no nos engañemos–, las ganas de bailar son inherentes a la especie humana. ¿Y qué ha preparado el Razz para ese renacimiento?
El famoso espacio de la calle Almogàvers –22 años de trayectoria– estrena dos clubs este fin de semana. Por un lado, la sala 2 (donde estaba The Loft), pone en marcha una nueva etapa bajo el nombre de Human, que nace de la voluntad de volver a la naturaleza social de la electrónica de baile, un espacio de tamaño medio que recupere la escala humana de la música dance y en la que los y las 'clubbers' estén en el centro de la acción (olvidaos de los shows unidireccionales de DJ con egos del tamaño del 'dance floor').
Por otro lado, se estrena La1, que será el club de los sábados por la noche en la sala grande. Mantendrá el espíritu pop que ha tenido toda la vida, pero se abrirá a las nuevas tendencias musicales (aquí entran de Rosalía a Cupido, para entendernos): el público cambia y Razz se adapta. Los viernes, la sala grande mantiene Fuego, que se ha erigido en el epicentro de las músicas urbanas, aunque si lo que deseáis es reggaeton a ultranza lo encontraréis en la sala 4 (Pop Bar).
Dos entradas diferentes
Una de las grandes novedades de esta nueva etapa del Razz es que habrá dos tickets diferenciados con accesos también distintos: las entradas para Fuego y La1 darán acceso a las salas 1, 4 (Pop Bar) y 5 (Àtic), con entrada por la calle Almogàvers 122; y con las entradas de Human se podrá acceder a las salas 2 y 3 (Lolita), y la entrada se efectuará por la calle Pamplona, 88. Habrá, eso sí, 200 tickets disponibles para quienes quieran tener un salvoconducto para disfrutar de todo el recinto.
La nueva etapa, que comienza el 11 de marzo, también estrenará un nuevo sistema de luces y contará con otras actividades, más allá de la música: en Human habrá instalaciones comisionadas por Landscapes, que también se encargará de nutrir la galería de arte digital repartida por todo el club; por otra parte, también se abre un espacio de reflexión en torno a la cultura de club, con charlas alrededor a la música electrónica y los hábitos de las nuevas generaciones.