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¡Parad máquinas! Leticia Sabater, tras luchar con dientes y uñas por vomitar la canción del verano más 'trash' de la historia (¿recordáis La Salchipapa?) acaba de soltar por las redes un engendro audiovisual de bizarrismo insuperable: el ¿villancico? 'El Polvorrón' hace parecer a sus anteriores incursiones musicales canciones dentro del cánon de Dylan o Cohen. ¡Todos de rodillas!
Leti no se anda con sutilezas. El título y significado de esta rijosa tonada –con un estilo musical con un pie en el acid house y otro en King África– es literal: “Navidad. Polvo y ron. Polvorrón”, te suelta la señora en el primer verso, embutida en un corpiño carmesí Santa Claus, comprimida cual salchicha peleona despues de hincharse a 'frankfurts' en todos los mercados navideños de Baviera.
La cutrez de la lírica no conoce límites, y al estilo de los protovideoclips ochenteros, escenifica cada verso de la letra en la medida de sus posibilidades. Así, el verso “papi, vamos al turrón, ya llegan los camellos, porro pop pom” se escenifica con bailarines desfilando tras Leticia ataviados con cabeza de camello, e inmensos porros lloviendo por encima de la otrora musa de la infancia española.
'El Polvorrón' es una oda a la priba, la masturbación y el consumo recreativo de drogas. Nada en contra, pardiez. Sobre todo si se acompaña de momentos tan chabacanos como este: colocan a un tipo de espaldas frente a Leti, haciendo ademán de masturbarse, mientras ella, ataviada en encaje rojo, lo anima a seguir repitiendo este mantra drónico: “Toca la zambomba, yo le pego al polvorrón, porro, pom pom”.
No hay ni lección ni moraleja en 'El Polvorrón'; tan solo cabe citar el comentario de un internauta a propósito de este sublime pedazo de basura: “Espero que por ver esto me convaliden algunos años en el infierno”.
Y otro de la propia Leticia que quizás explica el contenido explícito y salvaje de 'El Polvorrón'. Después de la canción 'El Pepinazo', de 2017, asegura "recibir cada día unas quince fotos de penes por el messenger".