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Es uno de los elementos del patrimonio de la ciudad que nos hacen mirar al suelo, una de las imágenes más icónicas de Barcelona que ha traspasado su aura a piezas de arte y merchandising. Pero renovarse o morir, dicen, y el panot clásico de la ciudad está en plena transformación.
Tras buscar ideas a través de un concurso, esta semana se ha empezado a testear un nuevo modelo de panot que según el Ayuntamiento es más "sostenible, duradero y resiliente", diseñado para adaptarse a las necesidades climáticas y sostenibles del siglo XXI.
El nuevo modelo empezará a instalarse en el eje verde de la calle Almogàvers, en una superficie concreta de 2.500 metros cuadrados (entre las calles Roc Boronat y Badajoz), y sus rendimientos se evaluarán durante todo el año para tratar de incorporarlos, si todo va bien, a remodelaciones del espacio público.
En las tres nuevas propuestas de panot se han incorporado nuevas tecnologías que reinterpretan el diseño clásico. El objetivo es conseguir, por ejemplo, que reduzcan el ruido de los vehículos a motor, así como la disminución de los efectos del calor extremo y la neutralización de gases contaminantes. También se quiere crear con ellos un pavimento más permeable y más duradero, ya que se ha intentado maximizar su durabilidad.
Los nuevos panots se han fabricado con materiales reciclados, como áridos recuperados y cemento proveniente de escorias. Con estos procedimientos se busca fomentar la economía circular y reducir la emisión de CO2 en su producción. Así, disfrutaremos de los diseños de siempre, pero con nuevos procedimientos actuales con el objetivo de que Barcelona sea una ciudad neutra en carbono en 2030.