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Que la rumba catalana es catalana es una tautología tan obvia como decir que el salmorejo cordobés es cordobés. Solo tienes que ir a la calle de la Cera o la plaza del Raspall para respirar, en el acento de los gitanos catalanes, la misma vibración que en las canciones de Peret o los Ai Ai Ai. Por no hablar del mural de las medianeras en la calle de la Cera que conmemoran el nacimiento de este género en el corazón del Raval.
Pero esto parece que no lo tiene demasiado claro el Ministerio de Cultura. La Plataforma por la Defensa de la Rumba Catalana (PDRC) denuncia trabas por declarar este género musical patrimonio cultura e inmaterial de la humanidad por la UNESCO. Tal y como ha avanzado 'El Periódico' y ha confirmado la ACN, el presidente de la PDRC, Amadeu Valentí, ha explicado que la denominación de "catalana" ha atascado el proceso. Un hecho que Valentí considera "incoherente" para todas aquellas familias que han trabajado para hacerlo posible. "Somos gente de cultura, trabajamos en el ámbito municipal y en las instituciones. Que nos hagan esto, no nos lo merecemos", ha lamentado.
Según 'El Periódico', el Ministerio de Cultura ha explicado a la PDRC -los impulsores de la candidatura de la rumba catalana- en dos reuniones que la candidatura tendría más opciones de prosperar si se presentara el género musical catalán como "rumba española o de España" y que hiciera equipo con la rumba flamenca. La candidatura deberá votarse en el Consejo de Patrimonio Histórico, donde están representadas todas las comunidades autónomas. En este sentido, la denominación de "rumba española" tendría mayor apoyo que la del nombre del único género musical autóctono creado en Barcelona. Ponen de ejemplo la candidatura de la jota, que al pasar de ser aragonesa a española recibió el apoyo de 15 autonomías.
Amadeu Valentí, presidente de la PDRC, ha expresado que este cambio de denominación es "inadmisible", remarcando que se trata de un hecho "diferencial" de este género y que representa "la filosofía de vida del pueblo gitano catalán, a quien no hay que quitarle sus orígenes". Por todo ello, ha vaticinado que "no cederán", ya que se trata de una denominación que homenajea a sus creadores: tanto a los que están vivos como a los que no.
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