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Podrian haber vendido muchas más entradas –el Olímpic de Badalona clareaba en las gradas y en la pista se podía bailar sin aprietos– pero la banda sueca Ghost decidió restringir la venta de entradas debido al covid. Sea como sea, su quinta comparecencia en directo en Barcelona se saldó con éxito total: llegaron a con el halo de haber arrebatado el número uno de ventas a Justin Bieber en Estados Unidos (¡y le robaron la cartera un momento en España a C Tangana!).
El concierto empezó con 'Kaiserion' de su nuevo disco 'Impera' (2022), una arrebatadora trotada de speed-metal melódico que se vio ensombrecida por una mala sonorización que no se arregló hasta el cuarto tema. Una lástima, porque himnos épicos y melódicos como 'From the Pinnacle to the pit' sonaron romos y sin matices. Pero a partir de 'Mary on the cross' el Papa Emeritus y sus Necrófagos Sin Nombre –en esta ocasión ataviados a lo steampunk– demostraron porque parecen estar llamados a ocupar el espacio 'mainstream' de banda que llevará el metal a nuevas cotas de popularidad. (La presencia equilibrada de mezcla de parroquia metalera de 40 en adelante y adolescentes así lo indica).
Durante casi dos horas, Tobias Forge dirigió una montaña rusa teatral que actualiza los postulados escénicos de Alice Cooper con una dosis de satanismo estilo 'sixties', y un constante intercambio de vestimenta entre el 'crooner' de lentejuelas y un fondo de armario digno del Museo del Atuendo Eclesiástico de Vic, y mucho sentido del humor con pequeños gags. Este cambio de chaqueta literal se correspondió con una ductilidad de estilos popmetaleros entretenida y virtuosa: del AOR puro escuela Boston-Journey, como 'Hunter's Moon', a baladas épicas que podrían firmar Kansas, como 'He Is' (tierna loa a la rebeldía luciferina), pasando por misas negras de hard-rock primitivo sesentero como 'Ritual', dignas de Iron Butterfly o los primeros Sabbath. Por cierto, Forge –que es el verdadero apellido del Papa Emeritus/Cardinal Copia)– significa, en inglés, "forjar metal" y "falsificar" (¿demasiado bueno para ser cierto?).
Ghost triunfan por su habilidad teatral, destilación de todas las edades del shock-rock, de Alice Cooper y Bowie al black metal extremo (¡ese papa revivido de su sepulcro-nevera que sale tocando el saxo, bailando a lo ZZTOP!) pero sobre todo por un repertorio de melodías infalibles y bailables que podrían triunfar en veinte Eurovisiones seguidas. Y eso pasó en los últimos temas, 'Kiss the goat' 'Danse Macabre' y 'Square Hammer', en las que el bailoteo discotequero sustituyó al 'headbanging'. En el fondo, Ghost no son más que la constatación que el poder musical de la música pop sueca todavía se halla entre el riff satánico y las melodías de ABBA. ¿Una tendencia de la evolución del metal es el petardeo con sustancia melódica? Pues nos encanta.
