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Hace unos meses recibíamos la noticia de que el Molino del Paral·lel volverá a funcionar convertido en una sala de flamenco, jazz, música de autor y rumba. Ahora, al fin, parece que tenemos fecha: el próximo otoño. De hecho, hoy termina el plazo de exposición pública de las condiciones para la gestión de este emblemático equipamiento y a partir de ahora comienza el proceso de licitación, que ha tardado casi 3 años en arrancar, para elegir qué empresa será la gestora de la sala en los próximos meses.
El proceso ha tardado casi dos meses en resolverse, y durante este tiempo algunos colectivos culturales del Poble-sec han denunciado que las condiciones del concurso no representan las demandas culturales y reales del barrio, por lo que piden una gestión comunitaria. De hecho, una treintena de entidades culturales y teatrales han expresado en un manifiesto su descontento y han exigido al Ayuntamiento que se apueste por un proyecto de cultura pública y comunitaria, como se ha hecho en el Teatre Arnau o en el Paral·lel 62. También han pedido que se detenga el concurso y se modifiquen las bases hacia un modelo público con un retorno social al barrio, y que se defienda un proyecto de carácter popular. Sin embargo, ya ha comenzado el proceso de licitación y según fuentes municipales, El Molino acogerá algunas actividades puntuales de barrio, como Navidad, Sant Jordi o la fiesta mayor del Poble-sec, pero no tendrá gestión comunitaria y el modelo seguirá siendo de explotación privada, tal y como ha avanzado Betevé.
Parece ser que no toda la comunidad del barrio está en contra de la decisión del Ayuntamiento. El presidente de la Asociación de Vecinos del Poble-sec, Sergi Gàzquez, ha expresado su satisfacción ante la opción que se le presenta a El Molino al considerar que la apertura del edificio revivirá la plaza de la Bella Dorita. Además, ha expresado que la instalación de una terraza mejoraría aún más su uso y evitaría su degradación. Sin embargo, esta decisión está en manos del distrito de Sants-Montjuïc.