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Quizás tenéis en casa cajas de fotos de vuestros tatarabuelos que están acumulando polvo y siempre pensáis "cualquier día las tiro". No lo hagáis, antes pensad que pueden ser de interés para los archivos del barrio, de la ciudad o de algún museo. Es una buena manera de que no se pierdan y que parte de nuestra historia todavía se recuerde.
De hecho, este pequeño gesto de conservar unas fotos antiguas ha facilitado que el Museu Marítim –y por extensión, toda la ciudadanía– disponga de nuevo material en su fondo. En 2004, Toni Amengual encontró en un contenedor de basura de Palma de Mallorca una caja de zapatos con muchas fotos antiguas. Cogió las fotos y dedicó un montón de horas a limpiarlas, conservarlas, documentarlas y digitalizarlas como buen coleccionista privado y a cuidar de ellas durante todo este tiempo.
En 2018, Toni decidió hacerlas públicas por si había alguna persona o entidad interesada en comprarlas. Sílvia Dahl, conservadora del fondo fotográfico del Museu Marítim, las vio y tuvo claro que las quería. "Me puse en contacto con Toni pero el precio que pedía no se podía pagar, así que la cosa quedó en nada. Hasta que hace unas semanas las fotos volvieron a aparecer en las redes sociales y me llegaron a través de otra persona. Me volví a poner en contacto con Toni para preguntarle si seguían en venta y si el precio había cambiado", nos explica Sílvia. Sí, las fotos se podían comprar pero al mismo precio. Los recursos por parte del Marítim también eran los mismos, pero con la ayuda de la Diputación de Barcelona, que ha financiado la adquisición de estas casi 4.000 fotos, las instantáneas ya forman parte del fondo del museo.
La colección está formada por unas 3.800 fotos en formato 6x6, en blanco y negro y corresponden al periodo de posguerra, entre los años 1942 y 1959. Son fotografías históricas del Puerto de Barcelona –de gente paseando pero también de su vida comercial–, de playas del litoral catalán –Montgat, Castelldefels o Sitges, entre otras–, del interior de Cataluña y una pequeña parte de otros lugares, como París o Sevilla. Se muestran escenas cotidianas en los muelles, en los espacios de trabajo del puerto, retratos de embarcaciones, zonas de recreo, planos generales de las playas, entre otras.
Autor amateur
"Cuando estábamos buscando financiación, El País publicó una pequeña investigación sobre las fotos y dijo el nombre del fotógrafo", comenta Dahl. "Nos interesamos en las fotos sin saber quién era el autor por la carencia de material que hay de la posguerra y por la buena calidad de las imágenes", añade.
El autor es Joaquín Tusquets de Cabirol, un fotógrafo amateur "con buen dominio de la cámara, habilidad y recursos, puesto que se sabe que tenía laboratorio propio" nos dice Sílvia, "pero por el tipo de material y por la mirada de las imágenes se veía que no era un encargo profesional".
Ahora llega la segunda parte de la compra, que es preservar todo el material, documentarlo muy bien e introducirlo en el catálogo de la institución. "Si todo va bien, a finales de año queremos hacer una pequeña exposición para presentar la colección a todo el mundo", nos asegura. ¡Ya contamos los días!