[title]
El pasado verano, Ciutat Vella prorrogó la limitación de grupos turísticos en todo el distrito para mantener el equilibrio entre la actividad económica y la vida de los vecinos. Ahora, el distrito ha aprobado otra medida para mantener el equilibrio entre ambas y favorecer una mejora en la oferta de productos de primera necesidad para los residentes. El Ayuntamiento ha aprobado la modificación del Plan Especial Urbanístico de ordenación de las actividades de Ciutat Vella, que limita las aberturas de nuevos supermercados y restringe la apertura de nuevos establecimientos en las zonas más saturadas del distrito.
La nueva modificación no permitirá que se inauguren nuevos supermercados que superen los 2.500 m². Aunque se cumpla la superficie del local, tampoco se podrán instalar en calles de menos de 10 metros de anchura, tres metros más de las fijadas hasta ahora, y se ha reducido el radio máximo para instalar los súper de los 400 metros a un radio de 200 metros.
La modificación del Plan Especial Urbanístico no solo ha actuado sobre los supermercados, sino también sobre los establecimientos culturales y deportivos. En este ámbito, la medida permite la apertura de todo tipo de establecimientos culturales en el distrito y, donde hasta ahora se permitía inaugurar teatros, cines y similares, ahora también se incluyen espacios para exhibiciones y espectáculos. Además, una vez analice el impacto nocturno, también se incluirá sin condicionantes la apertura de galerías y museos, entre otros. Pese a la preocupación del vecindario, los bares musicales y salas de conciertos no se incluirán en la lista por su impacto nocturno y continuarán bajo las mismas restricciones actuales.
Por lo que se refiere a los establecimientos deportivos, el plan ha aumentado el espacio que pueden ocupar de los 1.000 m² a los 1.500 m² de superficie útil dedicada a la actividad deportiva en un radio de 200 metros.
Un distrito pionero
Ciutat Vella tiene una larga historia con la lucha por la regulación de la actividad económica a sus espaldas. El distrito fue el primero de Barcelona en tener un Plan de Usos en la ciudad, en 1992, que controlaba la actividad económica con el mismo objetivo con el que se ha realizado la modificación actual: mantener el equilibrio entre la actividad y los derechos de los ciudadanos. En 2008 se aprobó el sexto Plan de Usos de Ciutat Vella y es el que todavía se aplica, excepto en la Rambla, que tiene el suyo propio.