[title]
El Ayuntamiento de Barcelona ha explicado su negativa al proyecto de construcción del Hermitage en la Nueva Bocana del puerto de la ciudad a partir de diferentes informes que desaconsejan la creación de la réplica barcelonesa del museo de San Petersburgo junto al mar.
El proyecto no saldrá adelante amparándose en los estudios independientes y por razones de movilidad y urbanísticas, pero también económicas y culturales. Desde el consistorio sostienen que es peligroso por su proximidad con el frente marítimo, como ha quedado demostrado durante el temporal Gloria. También apuntan que de situarse en la bocana, el equipamiento quedaría desconectado del panorama cultural de la ciudad y mal comunicado. Al mismo tiempo "se quiere evitar seguir levantando edificios icónicos" mientras haya elementos patrimoniales infrautilizados en la ciudad, según la teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, Janet Sanz.
Joan Subirats, teniente de alcalde de Cultura, ha destacado que el proyecto museográfico de Jorge Wagensberg, que conectaba arte y ciencia, ha perdido consistencia y ha manifestado el temor de que el Hermitage sea más una franquicia que no un actor cultural de referencia en la ciudad. Además se indica que el equipamiento de iniciativa privada podría colisionar con algunos de los fundamentos de la ley de museos de la Generalitat.
Desde el Ayuntamiento concluyen que sería necesaria una reformulación del proyecto expositivo y plantean localizaciones alternativas como el final de la Rambla Prim, junto al 22@ y el Poblenou; las Tres Xemeneies en el Besós; o el final de la avenida del Paralelo, cerca del World Trade Center.