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La superpoblación de palomas en Barcelona es, cada vez, un caso más presente en la ciudad. Según los últimos censos, habitan ya unos 85.000 ejemplares solo en el área urbana. Además de degradar el patrimonio arquitectónico, el mobiliario urbano y la vegetación de la ciudad, este problema puede llegar a ser un peligro para la salud pública. Para evitar la proliferación de esta especie, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una prueba piloto para ahuyentar a las palomas con halcones. La actuación se centrará en el barrio de Les Corts, concretamente en la zona de los alrededores del Camp Nou, los Jardines de Bacardí y los de la Maternitat, unas zonas donde la presencia de estas aves es bastante alta.
La iniciativa se llevará a cabo en dos fases: la primera, consistirá en realizar una actuación intensiva diaria desde 8 a 16 h; durante unas tres semanas más tendrá lugar la segunda, que realizará un mantenimiento con vuelos tres veces por semana. Según los resultados que se obtengan, se valorará si realizar un trabajo de mantenimiento durante los próximos meses o no, unos datos que recopilarán los técnicos especialistas que, además de volar los halcones, registrarán los horarios de las palomas y sus características, entre otros.
Antes de poner en marcha la prueba piloto, se contactó con el Barça y el vecindario sobre el estado de las obras y las actuaciones previstas, además de informarles de los tres ámbitos en los que debe incidir para conseguir un control de la población de palomas. En primer lugar, hay que eliminar el alimento antropogénico, que es lo que las personas proporcionan a las palomas. Desde el distrito se ha hecho un inciso en este punto, ya que tener demasiado alimento supone un mayor y rápido número de crías, lo que conlleva un exceso de palomas y un problema grave de salud.
La actuación sobre las personas que dan comida a las palomas se centra sobre todo sobre aquellas que dan más de 2 kilogramos de comida a las palomas al día, aunque también ha incluido a alimentadores que dejan caer mojados y con los que abandonan la comida en la calle. En total, de forma conjunta con el Servicio de gestión de conflictos, se han detectado a unos 350 alimentadores activos en toda la ciudad.
Otras prevenciones
Además de no alimentar a las palomas, también hay que reducir su fertilidad. En 2017 se inició un proyecto de tratamiento con pienso anticonceptivo junto a medidas de reducción de alimento para aumentar la eficacia de la iniciativa. Por último, también es importante limitar, reducir y eliminar las estructuras en las que las aves pueden reposar y hacer el nido. Los equipos municipales ya trabajan para detectar dónde se encuentran estas estructuras para instalar los sistemas de disuasión que sean necesarios.