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El Grand Tour eran unas vacaciones que solían hacer los jóvenes ingleses con el bolsillo lleno, a principios del s. XIX: cuando llegaban a la mayoría de edad, hacían un viaje por Europa que tenía como destino culminante Italia (donde dicho sea de paso, comían bien de verdad en buenos restaurantes, en lugar de pastel de riñones). Y para Grand Tour gastro, el que se han montado el restaurador británico Badr Bennis y el cocinero italiano Nicola Valle en Dopietta (Passatge de Pere Calders, 4).
Después de triunfar mucho con Benzina –versión moderna y gourmet de un restaurante romano– en la puerta de al lado han abierto Dopietta, su versión de una salumería, lo que vendría a ser una charcutería italiana que puede tener una zona de restauración incorporada. "La primera idea era abrir un Benzina 2 en otro barrio, pero tuvimos la oportunidad de coger el local de al lado. Y claro, si estás puerta con puerta debes pensar un concepto nuevo", explica Bennis.
Cocina italiana y producto bueno sin límites a 25 euros, en fin de semana
Ahora bien, lo peta de mala manera su brunch a la italiana: una fusión entre vermut italiano y la ceremonia de fin de semana que arrastra modernos a Sant Antoni como la red al calamar. Y hacen bien en ir: aquí, cada sábado y domingo, en dos turnos, por 25 euros te zampas de un bufé libre de delicadezas frías (¡sin límites!). Y de segundo, seis platillos calientes servidos en la mesa, de tradición italiana suculenta. "Queríamos hacer un vermut italiano los domingos por la noche, pero la noche del domingo en Barcelona es flojo. Y se nos ocurrió: ¿por qué no hacer un brunch a la italiana?", explica Bennis.
Bingo absoluto. Primero, 'salumeria' de categoria: mortadela, porchetta, focacccia de la casa, verduras salteadas y encurtidas excelentes (Valle se pasó media infancia con la abuela haciendo conservas, explica) y un bufé con huevos rellenos o ensalada caprese, por no hablar de tres tipos de panes diferentes: focaccia, grisini y carasatu.
De segundo, seis medias raciones calientes servidas en la mesa (¡Seis! A compartir) que son para mojar pan: pasta carbonara (uno de los hits de la casa), ñoquis a los cuatro quesos, un risotto de ceps suave y denso, las clásicas albóndigas... Y postres, más un cóctel de aperitivo, 25 euros. Pues eso: todo un Grand Tour Italiano por poco dinero. "Por la noche la calidad es aún mejor, con las tablas de degustación", explica satisfecho Bennis. Por cierto, otro aspecto que vale mucho la pena es su carta de cócteles propios, todos ellos con vermut.
Y el local es maravilloso: un antiguo garaje convertido en restaurante, con bóveda catalana y una decoración de interiorismo sesentero. Hay todo un muro de fotos en blanco y negro dedicadas a la Mille Miglia, carrera de motos que hacían en Brescia cuando Marinetti ponía cara de velocidad, allà por 1927: 'dopietta' significa cambio de marcha.
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