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No sólo era uno de los bares más emblemáticos del centro de la ciudad, sino que, además, escondía una bonita historia. Un espacio con alma, con una decoración que recordaba tiempos pretéritos. Pero el Bar Brusi se fue sin hacer mucho ruido, nos enterábamos en abril y ahora ya sabemos qué será de su goloso emplazamiento de la calle Llibreteria, 23, donde ya no podremos encontrar menús del día ni el ambiente casero.
Según avanza El Periódico, el Brusi se convertirá en otra de las heladerías que pueblan el centro de la ciudad. Nueve meses después de que la familia Sans Sabadell dejara el local, un cartel en la entrada anuncia la apertura de Elisa , una heladería italiana que ya cuenta con un local situado cerca, en la esquina del número 15 de la plaza de Santiago.
Josep Sans, hijo de Montserrat Sabadell, histórica gerente, explicaba que la decisión de cerrar el Brusi estuvo motivada por la normativa municipal y la imposibilidad de adaptarse a ella. Desaparecía así todo un emblema del centro de la ciudad. Recordaremos sus características cazuelas de guisos de cocina catalana y las tortillas que iban de la barra al plato del cliente.
Aparte de la cocina, echaremos de menos su ambiente que te transportaba en los años setenta, su mobiliario 'vintage' con mesas y sillas de fórmica, rodeado de hule, un establecimiento que no cambiaba de imagen desde 1975, cuando le reformaron, y que con él se pierde más de medio siglo de historia de unos de los pocos rincones auténticos que quedaba en el Gòtic.