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Pese a las quejas y recogidas de firmas para evitar su desaparición, el derribo de la iglesia del Esperit Sant, en el Baix Guinardó, es ya una realidad. Este martes 9 de julio se iniciaron las obras que derribarán la parroquia para construir la nueva facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Blanquerna-Ramon Llull. El proyecto del Arzobispado y la Fundación Blanquerna tirará al suelo la iglesia, que se construyó en los años 60 y que se inauguró en 1967, y construirá una más pequeña junto al nuevo centro universitario.
La del Esperit Sant era una de las pocas parroquias del barrio que tenía adoración perpetua, es decir, que podía ir durante las 24 horas del día y concentraba a unos 400 feligreses. Muchos de ellos asistieron a la misa que ofició el cardenal Joan Josep Omella el pasado 6 de marzo para informarles sobre la cesión del espacio, donde se mostró abierto al diálogo con todos sus fieles. Según Betevé, pese a la primera impresión de los creyentes, la operación careció de transparencia y no sabían que la nueva parroquia solo tendría 700 m², mientras que 4.000 irían dedicados a la universidad, lo que conocieron a través de los medios de comunicación.
El derribo de la parroquia también supondrá el del mayor vitral de arte litúrgico moderno de Cataluña, que tiene unos 200 metros cuadrados y que, hasta ahora, presidía el templo. La vidriera fue creada por el taller Raventós en 1965 y, según lo que anunció el Arzobispado hace unas semanas, está previsto digitalizar su contenido. Esta podría ser la razón principal por la que, pese a que los trabajos para derribar la estructura del edificio ya han comenzado y durarán hasta finales del verano, el vitral todavía sigue de pie.
Vitrall de 1967.
— Albert Velasco (@velasc_alberto) April 1, 2024
Taller Raventós.
200 metres quadrats de superfície.
Es troba a l’església del Sant Esperit de Barcelona, al Baix Guinardó. L’església va terra i, amb ella, el vitrall.
De veritat que no pot fer-se res? https://t.co/r2IY1pIHK1 pic.twitter.com/OMF8KNYCEv
Un derribo con mucha polémica
Desde que se anunció el derribo de la parroquia, los feligreses impulsaron una campaña de recogida de firmas para detenerlo, pero pese a las 8.000 firmas presentadas, no lo han logrado. A finales del pasado mes de abril, un grupo de parroquianos se encerró en la iglesia para evitar el derribo y no dejaban pasar ni al párroco, José María Llorca, que debía coger el santísimo sacramento antes de empezar con los trabajos. Los fieles pusieron bancos frente a la puerta de casa del párroco para que no pudiera entrar en la capilla y hacían guardias de 24 horas para que la iglesia nunca quedara vacía. A pesar de la negativa de los feligreses, que pedían una alternativa, la parroquia actual desaparecerá y tendrán que conformarse con una nueva de 700 m².
Las quejas no solo han llegado por parte de los feligreses, sino que decenas de usuarios en las redes sociales han expresado su descontento con la noticia con comentarios como "qué lástima", "¿quién quiere hacer esa locura?" y "no podemos permitir esta pérdida de nuestro patrimonio". La mayoría de las reacciones aluden a la pérdida del emblemático vitral y son muchos los que piden que se traslade a un museo o que se conserve de alguna manera.