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No siempre pasas frente a una tienda que, unos pasos más allá, te hace retroceder porque has visto algo especial. Este es el caso de un local del Gòtic que lleva el nombre de pila de un joven creador francés. Fogueado en mil batallas, Corentin Christian sabe cómo elevar la experiencia de compra y hacerles sentir como en casa. Os contamos en cuatro puntos quién es él y cómo ha llegado hasta aquí.
1 UN EJEMPLO DE RESILIENCIA
Desde pequeño, Corentin Christian Jean-Marie Daudigny se sintió diferente del resto de niños porque prefería jugar a muñecas y hacerles vestiditos que darle patadas a un balón. Una elección naif que fue motivo de escarnio en el colegio. Él prefirió refugiarse en los libros y hacer caso del consejo de sus padres: sé quien eres y haz lo que te plazca, una máxima que le ha acompañado siempre. Por eso cambió los estudios de medicina por los de arte y, más tarde, Francia por Australia. En Sídney estudió marketing de moda y entró a trabajar en la boutique de Louis Vuitton, primero como dependiente y después como responsable de Visual Merchandising. “Insistí mucho, fui mil veces, pero al final me cogieron”, confiesa.
2 EXPERIENCIAS QUE TE MARCAN
Aunque estaba feliz con la aventura australiana, Corentin tenía ganas de más. “Apliqué para estudiar un máster en la Central Saint Martins, una de las escuelas de arte y moda más prestigiosas de Londres. Pero que nadie piense que mi familia es rica. Llegué a dormir en un colchón en el suelo, aunque el esfuerzo mereció la pena”, recuerda una época en la que forjó amistades que todavía le duran. Con su título como experto en Fashion Retail trabajó dos años en la marca Karen Miller, donde desempeñó todos los papeles. Pero sobre todo confirmó lo importante que es la experiencia que el cliente se lleva cuando pisa una tienda física.
3 UN ESPACIO PROPIO
Con el Brexit aprobado, Corentin quería otro cambio de aires. El sol, la arquitectura de Gaudí y un trabajo en el gigante Rakuten fueron razones suficientemente atractivas para trasladarse a Barcelona. Pero en la capital catalana fue donde finalmente sintió la necesidad de crear su propio proyecto, un espacio donde atender en persona a los clientes, escucharles y buscar juntos la prenda ideal. De entrada, lo iba a bautizar como IAGU, pero cuando se dio cuenta de que era una extensión de su yo más profundo, lo cambió por sus dos primeros nombres: Corentin Christian. En la boutique del Gòtic ofrece una experiencia 'retail' de primera, por eso le gusta recibir a los clientes con cita previa. Y si no compran, tampoco ocurre nada. Seguro que la conversación y el intercambio de impresiones habrá plantado una semilla.
4 EL NUEVO LUJO
Su forma de hacer es, sencillamente, la suya y también la de su socia, la costurera de manos mágicas Sandra Pomares. Corentin diseña prendas sin talla y sin género y suele utilizar tejidos reciclados y provenientes de 'deadstocks' (tiene predilección por el denim y por el estampado Toile de Jouy). A partir de ahí, los pantalones, las camisas, los chalecos, los monos y las chaquetas cortas toman una dimensión muy chic. "Si compras una pieza o la cocreamos juntos, quiero que sea un clásico de tu armario", asegura. También tiene una pequeña colección de perfumes –como el fragante Pouvoir Des Fleurs– y algunos accesorios que elabora en colaboración con artesanos del barrio. Y es que este es el nuevo lujo que promulga Corentin Christian: la conexión colectiva, una escucha plena y hacer de la experiencia de compra un vínculo perdurable y un recuerdo al que quieres volver.