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Los cambios de vida, es una obviedad, implican cambios en nuestra dieta (ahora recuerda aquella vez, a los 22 años, que fui con unos colegas quince días a Nueva York. Nos pasamos todo el viaje engullendo comida-basura. La fórmula dietética más radical la aplicó un amigo que se agenció una caja de 30 'doughtnuts' y de eso vivió los dos últimos días, para poder comprar más discos. Hace veinte años y todavía me impresiona). Sea como sea, hay que afrontar el confinamiento, inevitable y obligatorio, con cierto orden y un cambio de hábitos alimentarios indispensable. ¿Qué podemos hacer, para pasar esta época de tiempo indeterminado, sin que la barriga y la salud (física y mental) se resientan? La nutricionista-dietista Julia Farré nos ofrece algunos consejos.
1. Sigue una rutina. «No podemos vivir en la hiperactividad de antes, pero hay que marcar unas rutinas de comer y trabajar y de ratos de ocio. Leer, mirar series y un buen rato de ejercicio físico desde casa, que por suerte hay muchos recursos 'online' para hacer esto último», explica.
2. Mentalízate. Esto no es un fin de semana indefinido. Farré se encuentra con muchos pacientes que visita 'online' que le comentan que están «reproduciendo a diario los hábitos de comer del domingo en familia: la cervecita, las patatas chips, el vermut...». Si estáis juntos y coméis juntos, se impone cambio de chip: hoy es un día cualquiera y toca comportarse. Cuando llegue el domingo, disfrutaréis mucho más de los mejillones y el vermut.
3. No abuses de la pastelería casera. «Muy bien que hagas tus galletas o magdalenas, pero la cantidad de pastelería que prepararemos estos días sobrepasa lo que normalmente haríamos», vaticina Farré (y acierta; yo acabo de hacer una bandeja de granadas de mano de azúcar y chocolate). No desesperéis, hay opciones: Farré nos recomienda las recetas de Juan Llorca, un cocinero experto en ofrecer recetas alternativas de pastelería saludable.
4. Que no te tiente la cocina. En el trabajo claro, te llevas un 'tupper' y no comes hasta la pausa. «Ahora tenemos la cocina a un paso, y las incursiones pueden ser frecuentes. Aunque sean cosas saludables, como un puñado de almendras o una mandarina. Y al final te mueves menos y picas mucho más entre horas. Todo esto hará que subas de peso. Ahora el objetivo no es una dieta de adelgazamiento, pero debemos procurar no subir», razona Farré.
5. Planifica la compra. Cuando vayas al supermercado, vete con una lista hecha, que priorice la comida saludable. «Evita la compra por impulso, y es mucho mejor si puedes ir a hacer la compra con un menú planificado para toda la semana», explica Farré. En este artículo de su centro nutricional, Farré nos proporciona pautas más precisas sobre qué alimentos comprar y ejemplos de menú para toda la semana. Y por favor, evitad la acumulación compulsiva. No, los rollitos de papel de váter rellenos de arroz no son una receta vietnamita, tonto del capirote.
6. ¡Pasa un poco de hambre! Como decía mi abuelo, «siempre va bien que te quede un rincón vacío en el intestino». ¿Hay que reducir la ingesta calórica? «Depende. Piensa que hay mucho gente sedentaria que apenas se mueve y va a trabajar en patinete eléctrico. Su gasto calórico se mantendrá igual, pero alguien que hace deporte y se mueve sí que deberá reducir su ingesta calórica. Y será difícil, porque tiene el estómago acostumbrado a un aporte calórico que no se corresponde con la realidad actual. Al principio pasarán un poco de hambre». Caramba, qué vida. Uno que se mata haciendo deporte y vida activa... ¡Y la recompensa cuando van mal dadas es pasar hambre!
7. Come alimentos que potencien el sistema inmunitario. «Deben aportarte proteínas de alto valor biológico», dice Farré. ¿Hablamos de chía, kale indonesia, espirulina islandesa, agar-agar? ¿Tengo que dejarme el sueldo en lo de los superalimentos? «¡No! Me refiero a carne, pescado, legumbres, huevos, fuentes de proteína cumplidas», responde, «eso no quiere decir que no podemos ser vegetarianos, aquí entran en juego los derivados de la soja», precisa. Y sobre todo, claro, «hay que dar mucha importancia a los antioxidantes, la verdura y la fruta cruda y cocinada». Alerta, que hay un truco: «Come verdura de todos los colores. Verdes, lilas, naranjas, amarillas... Si vas variando, tendrás más antioxidantes y variedad que si comes cosas del mismo color». Olvídate de la dieta de la alcachofa.
8. No te obsesiones con comer cada día diferente. Como decía mi madre ... ¡Esto no es un restaurante! «Tienes que variar y no comer siempre lo mismo. Pero ten en cuenta que no estás en un restaurante y repetirás platos mucho más que cuando comes fuera de casa. Hoy hago lentejas, y seguramente mañana repetiré porque ya las tengo hechas de hoy. No tienes que preocuparse a comer cada día diferente. Debemos ser prácticos y pensar un poco en nuestras abuelas», dice la nutricionista. Su abuela, en un ejercicio precursor del 'batch-cooking', se levantaba y de buena mañana cocinaba el almuerzo y la cena.