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El 'remake' de 'El rey león' de Jon Favreu se estrena el 18 de julio. Nosotros la hemos visto ya y, aunque entramos al pase con cierta desconfianza, hemos salido sacudiendo la cabeza y cantando '¡hakuna matata!'. Esta sigue siendo una película entrañable y llena de emoción. Aún así tenemos que admitir que no todo acaba de funcionar en su traslación digital. Ya nos diréis qué os parece, pero aquí tenéis nuestras impresiones, en cinco rugidos.
1. El ciclo sin fin. Es la película que ya conocíamos, un ejercicio de correspondencias casi plano a plano, que conserva el poder de maravillarnos sin tratar de ser original. Así es la secuencia del 'opening', en la que Elton John cantaba 'The circle of life' mientras Rafiki levantaba a Simba ante los animales de la sabana africana. Jon Favreau no tiene ninguna intención de sorprendernos así que volveremos a ver a las cebras pegando coces como locas, a los elefantes trompeteando y nosotros giraremos alrededor de ese recién nacido cuyo destino era reinar sobre todas las tierras bañadas por la luz del sol. Y os emocionaréis como con la película de 1994.
2. Animales inexpresivos. El equipo que diseñó los personajes en la cinta de los 90 estuvo varios meses de safari en Kenia estudiando la conducta y los gestos al detalle de cada especie animal. Al crear las animaciones buscaban un equilibrio entre las formas de la naturaleza y lo cómico del 'cartoon'. Sin embargo, la versión de Jon Favreau quiere ser casi tan realista como un documental del 'National Geographic'. Y es impresionante, sin duda, pero ha perdido la expresividad del dibujo animado (el rostro del animal apenas es elástico). Y la verdad es que ver a los leones cantando con el semblante fósil queda muy pero que muy forzado.
3. Climas más siniestros. Otro cambio apreciable lo encontramos en los colores. En la cinta original eran vivos, saturados, y en la nueva se han apagado y dan paso a una mezcla de tonos grises y de tierra seca, tanto en los paisajes como en los personajes. Un claro ejemplo es el pájaro Zazu, a quien recordamos con plumas azules llamativas y con el pico naranja, que ahora parece una gaviota sucia. Eso genera una sensación de desolación siniestra muy interesante, que da a la película un tono tirando a oscuro. Uno de los mejores momentos es la escena del cementerio de elefantes, donde los esqueletos se pudren y hay charcas de lodo hirviendo como la marmita de una bruja, y donde las hienas de hocico espumoso merodean en las sombras buscando carroña.
4. El rey en la nube. Hay muchos argumentos universales camuflados en la historia que cuenta la película. 'El rey león' sigue siendo una mutación de la trama de 'Hamlet' ambientada en África, en lo que concierne al relato del príncipe que se encuentra con el fantasma del padre asesinado por el tío. La aparición del espectro de Mufasa es uno de los grandes aciertos de Favreau. Aquí, la nube en la que se esculpía la efigie del rey ha pasado a ser una forma insinuada por el destello de un rayo en la bruma, algo poético, sutil, que nos hace pensar que en el fondo sí existe una elegancia adquirida, un refinamiento de las formas.
5. Obsolescencia programada. Al rehacer una película que no tiene más que 25 años, Disney se está colocando en una posición muy complicada. ¿Nos vienen a decir que la versión original ya está anticuada? ¿Cuánto tienen previsto que dure la versión de Favreau? ¿25 años más? ¿Y después qué? Una película no puede nacer con fecha de caducidad en el envase. Pero lo que más extraña es que no hayan aprovechado este lavado de cara tecnológico para ponerse al día, por ejemplo, en cuestiones de género. Poco sirve esa secuencia en el gineceo, donde las leonas conspiran contra Scar. Al final, en la manada siguen siendo los machos los que se disputan el poder.