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Lamentablemente, Barcelona pierde otro comercio emblemático. Después de más de 115 años en la ciudad, la papelería y librería Lesseps cierra sus puertas para siempre este viernes, 28 de marzo. El establecimiento en el número 31 de la plaza de Lesseps, en Sarrià-Sant Gervasi, se despide de la ciudad porque su propietaria, Pepa Beltrán, no ha encontrado sucesor tras anunciar su jubilación, según informa Betevé. El mismo medio explica que Beltrán llevaba más de 50 años al frente del negocio y atendiendo detrás del mostrador, y a pesar de haberlo intentado, la propietaria asegura que “poca gente se atreve a continuar con este tipo de negocio” y que “los hábitos de consumo han cambiado mucho”.
El negocio se fundó en 1908 en el mismo local de la plaza Lesseps donde se encontraba ahora, y con solo 14 años, Pepa Beltrán empezó a aprender el oficio y cómo funcionaba la papelería en 1974. Cuando los antiguos propietarios se jubilaron, fue Pepa quien se puso al frente del negocio, y hasta ahora, que le toca jubilarse a ella. “Estoy triste y contenta a la vez. Los clientes han respondido muy bien y han venido a comprar muchos artículos en liquidación”, asegura la propietaria a Betevé. A pesar de que la papelería se había adaptado a las nuevas necesidades de los clientes, todavía conservaba el trato personalizado con los clientes y algunos elementos originales de la tienda que hacían que la tradición y la historia siempre estuvieran presentes.

Una ola de cierres en Barcelona
La ola de cierres de comercios barceloneses de toda la vida lleva protagonizando la actualidad de la ciudad desde hace unos años y, por el momento, parece que no se detiene. En los últimos meses, nos hemos despedido de varios establecimientos emblemáticos, como la papelería Conesa, que anunció su cierre después de 75 años por el mismo motivo que ahora lo hace la papelería Lesseps: por la jubilación de su propietario y la falta de relevo generacional. Una semana más tarde, Jordi Suñé, el propietario de la panadería Esplugues de Sants, también anunció su jubilación y cerró después de 126 años en activo. En este caso, sin embargo, el cierre sorprendió tanto a los clientes como a los mismos trabajadores del horno, que “prácticamente no sabían nada”. A pesar de la sorpresa, ninguna cadena de comida rápida ni tienda de souvenirs tomará el relevo del local, sino que lo hará la empresa Miga Suave, dirigida por un panadero francés con sede en Mataró.
Uno de los cierres más mediáticos de los últimos meses, sin embargo, ha sido el de la Librería Sant Jordi, que anunció que se despedía de la ciudad poniendo los libros a mitad de precio para liquidar el stock. Desde que el librero y propietario del negocio, Josep Morales, falleció el pasado diciembre, la continuidad de la histórica librería quedó vinculada a encontrar a algún librero que quisiera hacerse cargo de ella. Aunque la intención de Morales era trasladar el negocio, que estaba amenazado por el aumento del alquiler de 800 a 8.000 euros mensuales, según Betevé, este cambio nunca se llevó a cabo. Aunque el Ayuntamiento intervino con la propiedad y el Gremio de Libreros para reducir el alquiler y encontrar un nuevo librero, nadie dio un paso al frente.