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Es casi como uno de esos clubs secretos de la época de la ley seca. Al Milano Cocktail Bar –para los amantes de los cócteles, como se llamaba antes– o Milano Jazz Club –para los amantes del jazz, como se llama ahora–, se accede por unas escaleras que bajan a un sótano medio escondido en la Ronda Universitat, bajo el Bracafé. Una vez dentro, encontramos una especie de oasis: rodeado de franquicias de todo tipo, esta coctelería y cava de jazz es un elegante negocio local donde el tiempo se detiene. Ahora, el Milano cerrará por acoger una nueva franquicia, en este caso de comida italiana.
Así lo hizo saber un comunicado que han compartido conjuntamente en Instagram el pódcast del periodista Carlos Pérez Cruz, Club de Jazz Radio, y Guim Cifré, programador y director artístico del local, junto con Clara Conill, gestora. Según el comunicado, el negocio debe cerrar en "unas semanas", aunque existen conciertos programados hasta finales de septiembre. También dice que el Milano quería seguir, pero que "lo mata el 'franquicidio'". Para intentar frenarlo se ha puesto en marcha la campaña 'Salvem el Milano!'.
"A mí se me ha dicho que programe todo en septiembre, y todo apunta a que el cierre será en octubre", dice Cifré a Time Out. Abierto en 2007, el Milano es una institución musical, que ha ofrecido durante todos estos años conciertos de jazz local e internacional y ha colaborado con el Festival Internacional de Jazz de Barcelona, en una ciudad con una gran cantera musical que sale de escuelas como el Esmuc, el Taller de Músics y el Conservatorio del Liceu, pero donde no sobran lugares donde sentir jazz en directo.
Hay otros países en los que se blindan espacios que consideran importantes para la ciudad
"El propietario del negocio, que hace ocho meses que nos lo dijo, tenía la intención de subarrendarlo –explica Cifré– y estuvimos a punto, pero al final no fue posible y prefirió traspasarlo. Entonces buscamos socios [el saxofonista Liba Villavechia] y ya estaba todo firmado hasta que llegó una empresa negociando directamente con la propiedad del inmueble”. Esta empresa dobló el alquiler y el propietario del inmueble presionó al arrendador para que lo traspasara a esta franquicia, según dice Cifré.
"Esto es el primer capítulo, nos dimos por vencidos y pusimos la antena al buscar otro sitio", dice el programador artístico, sin confirmar qué espacio podría ser. Ahora, con la campaña 'Salvem el Milano!', lo que se quiere también es que el Ayuntamiento se implique y tratar de establecer un precedente de cara a la administración pública, para que no se pierdan negocios que suponen un bien cultural para los ciudadanos. "Te sientes un poco solo, tienes que comprar un local y arreglarlo, para garantizar una actividad que debería estar blindada, hay otros países donde se blindan espacios que consideran importantes para la ciudad, queremos que [el caso del Milano] que sirva de ejemplo de cómo no deben hacerse las cosas".