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Un cartel donde se lee "se traspasa" y la persiana bajada: así luce la entrada de uno de los bares más emblemáticos del barrio de Sants. Hace unos días que la Bodega Salvat, en el número 2 de la calle de Andalucía, no abrió sus puertas como había hecho todos los días desde hacía casi 150 años. El cierre sorprendió a los vecinos y vecinas que no podían imaginar el barrio sin el bar y, de hecho, sus propietarios aún no han dado ninguna explicación de la razón del cierre y sus redes sociales están desactualizadas desde hace años.
El bar abrió en 1880 y funcionó siempre como el negocio familiar de la familia Salvat. El bar conservaba la historia del barrio dentro: televisores encendidos, tinas de décadas atrás, trofeos antiguos y parafernalia del Barça en las paredes eran algunas de las joyas históricas que decoraban el espacio y que lo convertían en un escenario curioso para degustar algunas de sus tapas. Sus anchoas -de fama merecida- eran uno de sus platos estrella, sin olvidarnos de las alcachofas, las almejas y las guindillas verdes con un buen chorro de aceite y pan.
La desaparición de los comercios de siempre
El cierre de la Bodega Salvat no es un caso aislado: cada vez ven cómo desaparecen más comercios de toda la vida. Con cada establecimiento que desaparece, también lo hace una parte de la historia de la ciudad que solo perdurará en la mente de quienes la recuerden. En los dos últimos meses nos hemos despedido de diferentes restaurantes históricos de la ciudad, como fue el caso del primer restaurante japonés que abrió en Barcelona. El restaurante Tokyo Sushi fue pionero cuando abrió en 1978 y el pasado mes de junio su chef, Minoru Nishiyama, anunció que bajaba la persiana para siempre.
Unas semanas antes, el histórico Bar Versalles de Sant Andreu sorprendió al vecindario con la noticia de su cierre. Su propietario aseguró que, pese a la voluntad de salvar el negocio, se vio demasiado presionado por los 10.000 euros de alquiler mensuales y, antes de subir los precios, decidió despedirse del barrio después de 100 años de historia. El alquiler también fue una de las razones que llevaron al restaurante Terra de escudella a decir adiós para siempre a Sants después de 20 años. "Han estado unos años muy bonitos de nuestra vida a su lado y esperamos que nos echen de menos tanto como nosotros a vosotros" escribió el equipo del establecimiento en un comunicado.