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Cierra la Bodega d'en Rafel, el gran clásico de los bares de Sant Antoni

Rafel Jordana anuncia que baja la persiana definitivamente "entre el próximo 31 de diciembre y el 20 de junio de 2022"

Ricard Martín
Escrito por
Ricard Martín
Editor de Menjar i Beure, Time Out Barcelona
Bodega d'en rafel
Foto: Iván Moreno
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Un tuit hizo saltar la noticia: cierra la Bodega d'en Rafel. De hecho, esta es una espada de Damocles con la que la parroquia habitual está acostumbrada a convivir. Rafel Jordana, después de más de treinta años a pie de barra, a menudo suelta que tiene ganas de jubilarse y que un año de estos tocará. Y parece que ahora va en serio. Eso sí, "la noticia ha saltado más de lo que pensaba", me cuenta. "Hemos entrado en una dinámica por donde desfilan por la bodega todos los medios de comunicación: TV3, BTV, 8TV ... Y yo todavía no sé cuál será la fecha exacta de cierre, no puedo decirle a TV3 un día concreto para que vengan a hacer un reportaje, por ejemplo", ríe.

El tabernero solo asegura que el momento de plegar velas será un día entre "el 31 de diciembre y el 20 de junio". Sobre todo por motivos fiscales y porque "cerrar un negocio como este no es apagar el ordenador y guardar el lápiz. Tienes contratos con proveedores, suministros, lotería, muchas cosas. Pero no se preocupe, que cuando toque haré un comunicado".

¿Por qué cierra? Ahora que parece que bares y restaurantes vuelven a funcionar y vuelve el consumo y el turismo. "Por los alquileres exagerados de San Antoni, por la pandemia, y por mi salud, que ya toca jubilarme. Quiero estar con mi mujer", resume. Cumplirà 64 años el 20 de noviembre.

Bodega d'en Rafel
Foto: Time Out BarcelonaBodega d'en Rafel

La gente tendrá tiempo de despedirse, ¿verdad? "Ahora hay cola para comer y algunas chicas se van llorando, por la noche. Yo les digo: 'si no pasa nada, ya nos veremos por la calle'. La juventud típica de la bodega es así, los ves muy valientes, pero les tocas la fibra y se emocionan". Rafel resume en una frase lo les ha dado: "Para los jóvenes, esto ha sido siempre un lugar de bonhomía donde siempre se han encontrado muy bien, y nos han recibido con todo el cariño del mundo"

Joven y viejo. Este es uno de los factores que hacen de esta bodega de barrio un lugar único: la combinación de clientela octogenaria con juventud moderna, 'hipster' o como lo quieras llamar, y un sector de público literario y artístico también asiduo: explica que Quim Monzó o Carlos Zanón recientemente le han preguntado si es cierto que cierra.

Y todos vienen por un trato fantástico, un jamón aún mejor (¡que parece mentira que salga tan bien de precio!), un capipota de restaurante caro en un bar de barrio, un vino tinto muy bueno (¡te cobra una copa y te deja la botella!)... Generosidad, no sé si desmedida (yo no me quejaré) pero inédita en la mayoría de bares que uno ha pisado. Y las anécdotas lacrimógenas ya me las guardo para cuando se acerque la fecha precisa.

Cierra la bodega d'en Rafel. Un día de estos. Y todos moriremos. Algún día.

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