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Hay lugares con una ubicación icónica que, por poco que trabajen bien, tienen garantizada la supervivencia solo por el hecho de existir y, sobre todo, de estar, claro. Tienes que hacerlo muy mal si tienes un bar –en propiedad– en la plaza de Sant Jaume y no logras mantenerte, como mínimo. En el caso del Bar Boia de Cadaqués, se combinan ambas características: está en una ubicación icónica, en primera línea de playa de uno de los pueblos costeros más instagrameados del mundo, y ofrece un producto excelente, con cócteles y tapas de primera categoría.
No sé si usar el presente o el pasado, porque estamos en uno de esos casos en los que acaba de "morir" alguien que conocías de toda la vida: el Boia, inaugurado la noche de San Juan de 1946, cerró el pasado 4 de enero y estos días están ultimando la retirada del material.
Pere Vehí, propietario y tercera generación del negocio, explica que "hace unas semanas recibimos una notificación de la Generalitat advirtiendo que debíamos cerrar como máximo el 4 de enero". Ha sido víctima de una normativa de la ley de costas que establece que, en una playa urbana, dos bares deben tener una separación mínima de 150 metros (y el bar Marítim está a diecisiete. Según su Facebook, el Marítim abrió en 1935). Vehí relata que renovaron la concesión entre 2014 y 2015, pero "alguien reclamó", y ahora la Generalitat les ha comunicado que no es viable continuar con el negocio.
El Bar Boia se fundó en 1946 a pie de la playa Grande del municipio, y por sus mesas pasaron personajes como Salvador Dalí o Pau Riba. Hasta el último momento, el Boia fue un absoluto polo de atracción: por sus mesas de primera línea de mar acudían tanto los domingueros de la Bisbal o de l'Hospitalet como el mismísimo Ronnie Wood.
El secreto, además de su ubicación, era combinar su carácter de coctelería exclusiva de noche –una personalidad que instauró Pere Vehí en 2012, un consumado mixólogo que ha trabajado con Paco Pérez, entre otros– con el de bar diurno a precios asequibles (teniendo en cuenta que estaba en una playa de postal) con cañas bien tiradas y bocadillos y tapas muy cuidadas. La situación deja ahora sin empleo a unas 26 personas y a Cadaqués sin uno de sus establecimientos más emblemáticos. Los responsables del negocio han recurrido contra la decisión de la Generalitat, pero, de momento, no han obtenido respuesta.
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