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La red de Rodalies de Cataluña vuelve a estar en el punto de mira de muchos usuarios y, esta vez, no es por huelgas, ni por trenes abarrotados, ni tampoco por retrasos. Después de meses de obras, la estación centenaria de los Guiamets, en el Priorat, cerró este martes 4 de marzo, justo cuando debía reabrirse al público. Tras casi 135 años en funcionamiento, la estación, inaugurada en 1891 como parte de la línea que unía Reus con Caspe, ha cerrado sin previo aviso. Cabe recordar, sin embargo, que la estación llevaba cinco meses con un servicio reducido a solo dos trenes al día.
La noticia ha tardado en llegar a las redes sociales, donde la información ha polarizado a los usuarios en dos grupos: los que están de acuerdo con el cierre y los que se oponen a perder la estación. Quienes apoyan su desaparición aseguran que los habitantes del municipio disponen de otras opciones cercanas, como Capçanes y la Vilella Baixa. Uno de los usuarios a favor, @Adelfe_, señala que se trataba de una estación "en medio de la nada". Por otro lado, algunos han expresado su indignación, afirmando que la decisión "es una vergüenza", mientras que otros se sienten abandonados porque tienen un abono de Cercanías donde aparece el nombre de la estación y consideran que "eliminar la parada puede ser un incumplimiento del contrato de transporte", según Pol (@poltodaa).

Sea como sea, ni Cercanías ni las autoridades se han pronunciado sobre la situación ni han explicado por qué se ha suprimido el único tren que quedaba en servicio, ya que el otro fue eliminado cuando comenzaron las obras. Lo que sí se sabe es que el edificio de la estación –conocido como el edificio de los viajeros– está catalogado como bien cultural de interés local por la Generalitat y está incluido en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña, por lo que puede ser demolido.
El descarrilamiento de los Guiamets
Más de un siglo de historia da para mucho, y la estación de los Guiamets no solo vio pasar a millones de pasajeros, sino que también fue escenario de un descarrilamiento que dejó 40 víctimas mortales. El 12 de febrero de 1949, alrededor de las 22 h, la locomotora del expreso nocturno de Barcelona a Madrid descarriló entre las estaciones de los Guiamets y Móra la Nova, provocando que tres vagones se precipitaran por el barranco. Aunque parecía un accidente, 76 años después sigue abierto el debate entre quienes creen que fue un hecho fortuito y quienes sostienen que fue un sabotaje de los maquis, ya que solo habían pasado diez años desde el final de la guerra civil española y el franquismo había consolidado su poder.