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Adiós a uno de los restaurantes que marcan la personalidad de la Barceloneta: la crisis derivada de las restricciones de la Covid-19 ha obligado a Cal Pinxo, uno de los clásicos marineros de la Barceloneta, a cerrar puertas. La propiedad del restaurante –quinta generación de la familia que fundó el negocio hace 60 años, cuando se llamaba Casa Costa– no pudo remontar los golpes económicos que han supuesto los cierres y las reaperturas. El paro de octubre fue una estocada definitiva para ellos, y aún más dolorosa sin la posibilidad de haber podido apuntalar la situación con un buen verano. Los otros dos Cal Pinxo, en el Palau de Mar y en Sitges, son de otras ramas de la familia y seguirán abiertos.
Con Cal Pinxo desaparece uno de los pocos descendientes de los antiguos merenderos de la Barceloneta que quedaban en activo. Durante seis décadas, ha ofrecido a locales y visitantes una gastronomía marinera de alta calidad. E hizo un trabajo muy importante: si la impresión que un turista se pudiera llevar de un arroz negro o de una fideuá eran las de Cal Pinxo, en lugar de los plastificados de la Rambla, pues ya tenemos una pequeña batalla cultural ganada. Con precios terrenales, de este restaurante han disfrutado generaciones de barceloneses y estrellas del cine como Halle Berry.
De su cierre se ha lamentado la Asociación de Vecinos de la Barceloneta, diciendo que "han sido un referente de nuestra gastronomía y productos autóctonos que nos deja". Más contundente ha sido el presidente del Gremio de Restauración de Barcelona, Roger Pallerols, que pregunta al gobierno de la Generalitat:"Se está hundiendo Barcelona. Se está hundido Cataluña. ¿Os da igual?".
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