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Christina Rosenvinge: “Cuando yo empecé hablaba de feminismo y me miraban como si fuera una marciana"

La cantante ha convertido las canciones del espectáculo 'Safo' en su nuevo disco 'Los versos sáficos', que presenta en la sala Paral·lel 62

Borja Duñó
Escrito por
Borja Duñó
Head of Editors, Barcelona
Christina Rosenvinge
Foto: Pablo ZamoraChristina Rosenvinge
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Después de protagonizar y musicar ‘Safo’, Christina Rosenvinge ha decidido trasladar las canciones del espectáculo a un disco. Se llama ‘Los versos sáficos’ (Primavera Labels, 2023) y lo presenta en la sala Paral·lel 62 el 14 de marzo. “Va a ser más que un concierto –promete–, vamos a tener primero una performance poética a cargo de Sara Torres y luego va a haber una ‘after party’”. La acompañarán Amaia Miranda, Magalí Datzira y Xerach Peñate, además de tener como invitada a Maria Arnal. “Más que un concierto al uso pretendemos que sea una fiesta sáfica”, asegura.

Más que un concierto al uso pretendemos que sea una fiesta sáfica

Además del disco has sacado un libro con las letras.

Sí, me gusta pensar que es un fanzine de lujo. Están todas las letras, junto con una colección de fotografías de Pablo Zamora y con ropa de Carlota Barrera, que hizo estos extraños atuendos entre traje y túnica. En algunos hay fotografías de mi cuaderno, para que la gente entienda cómo ha sido el proceso: está el poema en griego, la traducción de Aurora Luque y luego la canción. Y lo divertido es pensar que versos que se escribieron hace 27 siglos parece que se han escrito ahora mismo. Resultan muy actuales, muy modernos.

Has convertido las canciones del espectáculo ‘Safo’ en ‘Los versos sáficos’, tu nuevo disco.

En ‘Los versos sáficos’ recopilamos todas las canciones que compuse para la obra de teatro, más algunas piezas nuevas. Pero es que incluso las canciones de la obra están con arreglos completamente distintos. Muchas de ellas no las cantaba y me quedé un poco frustrada de que no alcanzaran toda su magnitud sónica, porque estábamos en un escenario de teatro donde había que respetar los volúmenes y la dinámica de la voz hablada. Dentro de la obra de teatro la música era un elemento más. Ahora, potenciados por las canciones, los versos de Safo llegan más lejos y sobre todo más fuerte.

Lo divertido es pensar que versos que se escribieron hace 27 siglos parece que se han escrito ahora mismo

Las has llevado a tu terreno.

Sí, es un disco mío, aunque venga de donde viene. La inspiración fue un disco de Rufus Wainwright que hizo sobre los sonetos de Shakespeare. Hizo unas creaciones musicales que se orquestaron para una obra de teatro musical dirigida por Robert Wilson. Luego él grabó el disco y es completamente diferente a la obra de teatro. Yo he intentado hacer lo mismo. El que haya visto la obra de teatro tiene un recuerdo vago de cómo eran las canciones, pero requerían tener su propio espacio. He hecho un trabajo de orfebrería lírica al coger cada versito, cada palabra, y adaptarlo y meterlo dentro del formato canción pop. Lo que yo pretendía que devolver a Safo a la música popular, que es lo que empezó siendo porque los versos de Safo empezaron cantados, no era algo que se leía en la intimidad, era algo que se escuchaba en comunidad dentro de festividades.

En la Antigua Grecia la poesía iba ligada a la danza y a la música y a veces se nos olvida. ¿Safo era una especie de estrella de pop?

Sí, Safo era una estrella del pop. Su cara estaba en las monedas antiguas, su fama llegaba más allá de Grecia y sus canciones se aprendían de memoria de una corte a otra. ¿Cómo sería la sonoridad de la música en la era precristiana? No podemos ni siquiera imaginarlo, pero sí que podemos trasladarlo a lo que es ahora.

¿Cuál ha sido tu enfoque?

Me pregunté qué es la música pop y, ante la duda, he tirado hacia todas las direcciones posibles. Hay una canción que es más folk, que es como folk mediterráneo, más tradicional. Hay otra que es techno puro y duro, he hecho una de rock, otra que es rock pero experimental, y he hecho canciones más pop o más cabareteras. Me lo he pasado increíblemente bien haciéndolo. También he hecho un trabajo de patchwork con las letras, porque como los versos de Safo están troceados, no era un trabajo como el que hizo Serrat con ‘Cantares’, que no podía editar a Machado, yo sí que podía editar todo lo que quisiera.

He intentado ser muy fiel al espíritu lúdico, sexy y celebrativo de la poesía de Safo

¿‘Himno a Afrodita’ es el único poema de Safo que nos llega completo?

Sí, lo he adaptado siendo muy respetuosa con el original y sobre todo manteniendo la medida de la estrofa sáfica, que son tres endecasílabos y un pentasílabo. Pero con la excepción del ‘Himno a Afrodita’, en todo lo demás he editado mucho. He puesto versos míos, he inventado estribillos donde no los hay, pero he intentado ser muy fiel al espíritu lúdico, sexy y celebrativo de la poesía de Safo.

¿Qué porcentaje hay de Safo y qué porcentaje tuyo en los versos?

En el cómputo final yo te diría que hay un 60% Safo y un 40% mío, pero mi 40% es muy deudor de Safo. No son textualmente cosas que ella escribió, pero sí que son cosas que podría haber escrito.

Cuéntanos la colaboración con Maria Arnal en ‘Canción de boda’.

El dúo con Maria Arnal era una fantasía que tenía desde hacía tiempo. La conozco desde que me la encontré como telonera en un concierto cuando ella estaba empezando la gira con Marcel. Me enamoré de su voz y de todo lo que sabe, nos hicimos muy amigas. A partir de ahí se empezó a gestar lo de hacer alguna colaboración y espero que esta no sea la última.

Curiosamente, esta canción habla de un novio, de un chico.

Claro, son estos himnos al dios Himeneo, el del matrimonio. En la sociedad griega por lo visto no había este concepto de homosexual o heterosexual, era más una sexualidad líquida, que diríamos hoy. Antes del matrimonio, incluso después, la gente tenía relaciones con gente de su sexo sin ningún problema. De lo que habla Safo siempre es de la fiesta, del vino, de las frutas, de las mesas generosas, del novio guapísimo y la novia guapísima, y de la cámara nupcial. Siempre habla de la boda como si fuera algo que luego no tiene continuidad, como si fuera el gran fiestón de la vida. Es algo muy mediterráneo, porque en ningún sitio se celebran las bodas como en nuestras culturas. Así que yo lo tomo más como un himno a la vida, aquí y ahora.

Hay hijas de Safo en todas las épocas, más conocidas o menos conocidas

Desde que empezaste a hacer la obra de teatro hasta que grabaste el disco ha pasado un tiempo. ¿Has descubierto algo nuevo de Safo en el proceso?

Lo más curioso de mirar a Safo de cerca es darte cuenta de como es posible que una escritora, bueno, una poeta lírica, que tiene tanta importancia en la antigüedad y que sienta un canon que siguen multitud de poetas clásicos después, caiga en el olvido o en la zona oscura de la historia de esta manera. Yo pensaba que había sido olvidada durante muchos siglos hasta que en el siglo XX se empieza a reivindicar otra vez, pero en realidad no estaba tan olvidada, ¿sabes? Ha habido una especie de cadena de transmisión y de mujeres que se identificaban con ella y que escribían como ella. Y hay hijas de Safo en todas las épocas, más conocidas o menos conocidas. Ni ella fue la única clásica que escribía, ni tampoco ha estado sola. Hay toda una comunidad sáfica detrás. El libro ‘Después de Safo’ habla precisamente de eso. Es una especie de ensayo ficcionado que traza esa especie de genealogía de mujeres hablando de la vida y del amor de la misma manera que ella, celebrando lo sáfico.

¿Qué crees que es lo que hace vigente a Safo hoy en día?

Que es una mujer que habla de sexualidad entre mujeres de forma abierta, sin culpabilidad, que no es para nada una poeta maldita, sino una mujer que tiene muchísimo éxito en la antigüedad y que se convierte en una gran influencia. Y luego, por otro lado, es esta forma súper desprejuiciada y celebratoria de hablar del deseo femenino y de vincular Afrodita, el amor y el deseo, no al matrimonio ni a la monogamia, sino a un juego vital de seducción entre personas, hombres y mujeres, porque yo creo que va más allá del género. Para mí, Safo es celebrar el cuerpo y los sentidos.

Cantas “contra la épica, la estrofa sáfica”. ¿Esto significa que la épica es la guerra, lo masculino, y la lírica es el amor y, por lo tanto, otra forma de ver y pensar el mundo?

Cuando lo escribí era una especie de juego de palabras, una especie de consigna que se podía gritar en las manifestaciones, una consigna surrealista. Pero en el fondo tiene algo con mucho fundamento. Ella ya tiene un poema que dice, “para unos lo más bello es un batallón de soldados, es una nave de escuadras, es un ejército a caballo, pero para mí lo más bello es lo que una ama”. Ella ya está siendo pacifista en ese momento. Lo que está diciendo es que en contra de la ‘Ilíada’, por ejemplo, que celebra la guerra y la belleza de la sangre y de lo guerrero y de la muerte, ella está hablando del amor y de la vida. Así que lo que dice es algo absolutamente actual. Es que Safo es muy moderna.

Haber tenido una carrera de cantautora que atraviesa décadas, sigue siendo algo excepcional

Empezaste hace mucho tiempo ya en el mundo de la música, que siempre ha sido muy masculino. ¿Cómo ha sido la evolución en este sentido y qué falta todavía por conseguir?

Cuando yo empecé, hablaba de feminismo y me miraban como si fuera una marciana. Lo que ha cambiado es que por lo menos ahora hay conciencia de que faltan mujeres. Pero todavía no estamos viendo los resultados de esta toma de conciencia. Es decir, que tú vas a un concierto y ves un público que probablemente está dividido al 50% entre hombres y mujeres y todas esas bellezas del medio. Pero en el escenario sigue habiendo una mayoría bastante masculina. Y organizando festivales, programaciones, el criterio masculino es muy predominante. Que el criterio sea masculino no debería ser malo en si misma, porque hay hombres con sensibilidades muy distintas. Pero lo cierto es que hay una tendencia a definir un canon en el que lo masculino está muy por encima de lo femenino. Un periodista musical me ha preguntado si este disco sobre una poeta, hecho por ti y tocado es para mujeres. Claro que no, es para todo el mundo. Ese es el problema, que hay una creencia de que lo que hacemos las mujeres solo interesa a mujeres y no interesa a todo el mundo. Y las carreras de grupos masculinos van más engrasadas. Siempre cuesta más levantar los proyectos femeninoss y, desde luego, cuesta mucho más mantenerlos.

¿Crees que si empezaras hoy tendrías más referentes?

Claro. En su momento tuve a Patti Smith, Chrissie Hynde. En España, Aurora Beltrán de los Tahúres Zurdos y Mercedes Ferrer, pero no había ni siquiera para llenar una mano, ¿sabes? Quiero decir que, incluso mi carrera, el hecho de haber tenido una carrera de cantautora que atraviesa décadas, sigue siendo algo excepcional. No hay otras cinco que caminen conmigo. Y eso lo que nos tiene que hacer pensar es que había mujeres con mucho talento que se han quedado por el camino, que no lo han visto como una posibilidad de vida viable.

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