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Perfecto para una noche de verano. Así fue el concierto de Chris Isaak en el festival Alma (sí, el que se celebraba en los jardines de Pedralbes y que este año ha tenido que cambiar de ubicación). La plaza mayor del Poble Espanyol, sin embargo, es perfecta para este tipo de conciertos de medio formato: un tiempo agradable, Chris Isaak (67 años) con traje de lentejuelas y la dosis justa de nostalgia. El californiano competía con Harry Styles, que a la misma hora congregaba a más de 50.000 espectadores en la misma montaña de Montjuïc, y se permitió un par de bromas, dejando claro que sus expectativas ya no eran tan altas como cuando se convirtió en una estrella a mediados de los 80, en gran parte gracias a 'Wicked game' y David Lynch, que incluyó la canción en la película 'Corazón salvaje'. Él reunió 2.900.
"Gracias por venir a ver música en directo, porque si no estaría vagando por Barcelona con ese vestido", dijo nada más empezar. "Y así vestido solo puedes ser patinador sobre hielo o músico de rock". Son bromas que repite en cada concierto, pero da igual, porque funcionan y él lo sabe, sabe que es un gran 'entertainer', en el sentido clásico americano. Se presentó con la banda de toda la vida, perfectamente engrasada y celebrando que este concierto (la tercera vez que actuaba en la ciudad) era el último de la gira europea.
En cuanto al repertorio, a la primera de cambio ya soltó 'Somebody's crying' y 'Don't leave me on my own', dos clásicos que demostraban que no estaba dispuesto a dejar toda la artillería para el final. Tampoco tardó en caminar entre el público y cantar desde el centro de la plaza. Incluso la fantasmal y enigmática 'Wicked game' apareció un poco demasiado temprano. Aunque sonó maravillosamente bien, contrastaba con el tono general del concierto y cuatro minutos se hacen cortos cuando tienes que entrar en ese tipo de estado de melancolía.
Roy Orbison, Elvis Presley, James Brown
En realidad, el concierto fue divertido, e Isaak supo reforzar astutamente el repertorio con clásicos de sus referentes Roy Orbison ('Oh, pretty woman' y 'Only the lonely'), Elvis Presley ('Can't help falling in love ') y, ya en los bises, James Brown ('I'll go crazy'). Por cierto, buenísima la anécdota de cuando acudió al camerino de James Brown a conocerle y tras presentarse como fan, todo lo que obtuvo del padrino del soul fue uno de sus sonidos guturales: "¡Eh!". 'Forever blue', 'Two hearts'... Chris Isaak no es un 'one hit wonder'. Quizá no su recuerdo no estará a la altura de sus referentes, pero tiene un repertorio cargado de buenas canciones que desgranó también en formato semiacústico, sentado en un taburete.
Luego, con un traje de espejos de discoteca, dio paso a una parte más eléctrica con 'Blue Hotel' y el tremolo de las guitarras haciendo vibrar la concurrencia, el blues al estilo de Chicago 'Big wide wonderful world', un 'Notice the ring' con aires más funk' y el travieso 'Baby did a bad bad thing' con citas al tema de James Bond y un grupo de personas del público (casi todo mujeres, más algún hombre) bailando sobre el escenario.
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