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Poco se ha escrito sobre Emma de Barcelona, abadesa de San Juan de Ter que, con 17 años, repobló territorios casi abandonados en tiempos de conflictos fronterizos entre cristianos y sarracenos, a finales del siglo IX. Mucha más literatura hay de su padre, Guifré el Pilós. Cosas de quienes escriben y firman la Historia, habitualmente hombres y dispuestos a eliminar de la memoria a cualquier mujer relevante. La abadesa del título se rebela a todas las presiones posibles para cumplir la palabra dada y ser fiel a las lecciones de Cristo, rompiendo con las normas estructurales de los poderes civiles, militares y eclesiásticos. Todos ellos masculinos, obviamente. Daniela Brown interpreta a la empoderada protagonista de un relato donde chocan los dogmas de fe y la vida más libertaria, donde el amor se combate a azotes, donde se señala al morisco y se le culpa de todos los males, donde la sangre no comporta lealtad.
El veterano Antonio Chavarrías ('Las vidas de Celia') ha dado a Daniela Brown su primer papel protagonista, y la actriz ofrece credenciales para no dejar de interpretarlas, con un poderoso trabajo que s ratos, se convierte en una partida de tenis con su hermano en la ficción, Carlos Cuevas. El actor vive un momento dulce, ahora mismo girando por Catalunya con la obra 'Jauría'. Compartimos un buen rato con ambos intérpretes, para hablar de 'La abadesa', de compromisos y reivindicaciones, de culebrones y de teatro.
Quizás no tanto en el fondo, pero en la forma 'La abadesa' es una película a contracorriente. Todo un reto, para vosotros y para el público...
Daniela: Sí, yo creo que es una apuesta arriesgada, pero a la vez a mí, si yo fuera público, me interesaría mucho. Precisamente por ver algo diferente, y que también tiene puentes con la actualidad. Hay temas que se tocan que son muy vigentes hoy en día, y después es una película con una estética muy especial.
Carlos: Tiene una mirada muy autoral, con una forma muy singular de filmar época, que normalmente la entendemos rodada de forma muy solemne, con travellings lentos, con panorámicas. A mí me encanta la dirección de fotografía que ha hecho Julián Elizalde, todo con cámara en el hombro, dando la sensación de que vas acompañando a los personajes. Me gusta mucho la propuesta visual.
Una vigencia de temas que no dice demasiado de los seres humanos, haciendo los mismos desastres desde hace más de un milenio.
Carlos: Sí, es que la moralidad es un traje que depende de la época. Y que nos cambiemos a cada generación. Cada una tiene una moral concreta, y cuando las cosas salen de la norma hay una serie de gente que se levanta y que intenta censurar según qué actitudes e ideas políticas.
Daniela: Sí, y la historia desgraciadamente se repite y de algún modo caemos en las mismas trampas. Da la sensación de que nos refinamos, de que evolucionamos, pero después...
Carlos: Somos hijos de nuestro tiempo, todo el rato. Y hay una pulsión humana... A la hora de construir nuestros personajes, ¿cómo sería la relación de estos dos hermanos del siglo IX? Hablamos de un contexto diferente, con códigos diferentes, pero las pulsiones, el amor fraternal es el mismo que tenemos hoy, el sentimiento de protección hacia la hermana, el sentimiento de traición frente a una desobediencia, son sentimientos con los que podemos empatizar, también, hoy.
En esta construcción hay muy poco dónde agarrarse. Tienes que confiar en el director, y supongo que también debes abandonarte a las ganas de jugar. Elementos como el vestuario, la ambientación, el castillo... ¿Ayudaban al juego?
Daniela: Sí, creo que el vestuario, en este caso, y la arquitectura del espacio han jugado un papel muy importante. De repente, ponerme el hábito, o tú, la armadura que te ponías, te construía muchísimo y te daba una fisicalidad, un gesto y una mirada.
Carlos: En ese contexto arquitectónico y también el climatológico. Yo nunca he pasado tanto frío en mi vida como en el rodaje, y eso también interfiere en la interpretación. Hay escenas en las que me lloraban los ojos o las manos me temblaban. Y el director, lejos de esconderlo, decía: ¡juguemos a favor! Hay una frase que dice una amiga mía que me gusta mucho: debemos cocinar con lo que tenemos en la nevera. Ha habido incomodidad con las armaduras, o caminando sobre unas piedras del suelo. Pero lejos de querer eliminarlo lo hemos incorporado. En el cine muchas veces se explica la época medieval como romantizada o estilizada, o suenan guitarrillas o músicas melódicamente amables, y aquel era un contexto crudo, con hambre, hambre, epidemias, hostilidad, religiones... Todo esto suma a la película.
Nunca he pasado tanto frío en mi vida como en el rodaje. Hay escenas en las que me lloraban los ojos o las manos me temblaban
Cuando se interpreta a alguien tan espiritual como la abadesa Emma de Barcelona, ¿hay que hacer un retiro en Montserrat para preparar el personaje?
Daniela: No, no, no [ríe]. A ver, a mí particularmente me gustan mucho las iglesias. No soy creyente, pero me gusta mucho el espacio que se genera y creo que, en una ciudad, es de los pocos sitios donde hay silencio real. Y la energía es positiva. Es gente con fe que está enviando luz a personas que aman o... Quiero decir que a mí la base me parece interesante. Luego muchas cosas se han corrompido, desgraciadamente. Pero Emma es un personaje muy dogmático y muy inflexible en este sentido, y yo eso no lo comparto con ella. Lo que yo sí tengo es cierta fe en la humanidad y en las energías, pero no soy creyente.
Hacer al hermano de la protagonista, un noble que desempeña el papel de malvado de la historia, ¿forma parte de la voluntad de interpretar personajes que no has hecho antes?
Carlos: Hice un casting al estilo tradicional y cuando me dieron el papel lo celebré mucho, porque era muy distinto a los personajes que venía haciendo. En esta industria muchas veces te ofrecen papeles similares a lo que has hecho bien la última vez. Y nosotros, como actores, tenemos la necesidad y la voluntad y el deseo de hacer cosas distintas. Para no aburrirnos y porque sabemos que tenemos otras habilidades y otras aristas que queremos explorar. Yo venía de hacer el héroe, el líder, el personaje blanco de la historia, personajes incluso contemporáneos de contextos actuales, y a mí me apetecía explorar facetas más oscuras, más violentas. Y espero que esto abra un caminito, que sea una semilla a partir de la cual podamos echar también y explorar personajes de este estilo porque creo que me apetece defenderlos.
Hacer de primer protagonista también es una señora semilla…
Daniela: Sí, y estoy muy contenta de que sea un personaje así de complejo, con tantas capas. Y de investigación, porque a veces los procesos son rápidos o los personajes quizás se quedan en un sitio más superficial, y aquí ha habido una investigación profunda. Y creo que es como una carta de presentación muy chula. Y yo también espero que sea una semilla, como decía Carlos, y que sirva de camino por un tipo de cine que a mí me gusta personalmente.
Se da la coincidencia que ambos habéis pasado por la escuela de los culebrones. Uno en 'Ventdelpla', el otro en 'Como si fuera ayer'.
Carlos: Es una escuela que flipas, ¿no?
Daniela: Sí, es una escuela buenísima. Es como una suerte de entrenamiento... A mí me ha servido muchísimo para entender cómo estoy delante de una cámara, de perder el miedo, porque el ritmo es rapidito. Entonces tienes que llevar el trabajo al día, y es como un entrenamiento, y te encuentras con muy buenos actores en estas series. Y te quita como tonterías de la cabeza, ¿no? A mí me ha ayudado mucho. La experiencia ha sido muy positiva.
Carlos: Yo lo hice cuando era un niño, pero yo recuerdo que debes trabajar con lo que tienes, aprendes a ser super resolutivo, super ágil mentalmente. A tener más salidas cada ronda de arriba, literalmente (ríen). O te espabilas o…
Creo que ambos se han espabilado bastante bien. Carlos, estás girando con 'Jauría', una obra de teatro que pronto llegará a Barcelona con mucha...
Carlos: Llegaremos a Barcelona el 4 de abril y hasta el 5 de mayo en el Teatre Romea. 'Jauría' es una obra de teatro documental, basada en lo que se dijo en el juicio de la Manada, tanto por parte de la denunciante como de los agresores denunciados. La dirige Miguel del Arco, con dramaturgia de Jordi Casanovas, que ha tomado las declaraciones del juicio y las ha desordenado para construir un relato dramatúrgico. Todo lo que ocurre en el escenario se ha dicho en sede judicial. Es una obra brutal que a nosotros, como intérpretes, nos ha colocado en lugares muy incómodos, pero creemos que es importante contar la historia por militancia, por activismo y por compromiso contra las violencias machistas. Cuando acabamos la función todos los días y se encienden las luces, tengo la sensación de que el público está en una mani, directamente. Hay un sentimiento de indignación... además es un caso muy contemporáneo que conocemos todos, y creo que esto genera muchas cosas.
Creo que ambos se han espabilado bastante bien. Carlos, estás girando con 'Jauría', una obra de teatro que pronto llegará a Barcelona.
Carlos: Llegaremos a Barcelona el 4 de abril y hasta el 5 de mayo en el Teatre Romea. 'Jauría' es una obra de teatro documental, basada en lo que se dijo en el juicio de la Manada, tanto por parte de la denunciante como de los agresores denunciados. La dirige Miguel del Arco, con dramaturgia de Jordi Casanovas, que ha tomado las declaraciones del juicio y las ha desordenado para construir un relato dramatúrgico. Todo lo que ocurre en el escenario se ha dicho en sede judicial. Es una obra brutal que a nosotros, como intérpretes, nos ha colocado en lugares muy incómodos, pero creemos que es importante contar la historia por militancia, por activismo y por compromiso contra las violencias machistas. Cuando acabamos la función todos los días y se encienden las luces, tengo la sensación de que el público está en una mani, directamente. Hay un sentimiento de indignación... además es un caso muy contemporáneo que conocemos todos, y creo que esto genera muchas cosas.
¿Podemos utilizar la etiqueta de obra necesaria?
Carlos: Tengo muchas ganas de que la vean sobre todo hombres, porque yo no tengo nada que decirle a una mujer sobre el consentimiento, no tengo nada que reprocharle sobre sus actitudes ni sus comportamientos. Pero sí a los hombres, mis iguales: yo he estado en vestuarios de fútbol, estoy en grupos de WhatsApp, estoy en la vida, y veo cómo los hombres hemos actuado y actuamos. Y los hombres debemos ser responsables de lo que hacemos y no colocar la responsabilidad sobre las víctimas de las agresiones, que tienen suficiente trabajo para sufrirlas. Creo que los hombres debemos aprender a partir de aquí y reflexionar sobre nuestros comportamientos, sobre la educación que hemos recibido, y somos responsables tanto de lo que hacemos como de nuestro entorno. Debemos saber decir: ¡eh, cuidado! Porque todas estas actitudes creo que forman parte de un caldo de cultivo, que es la cultura de violación. Y en según qué contextos, como ocurrió en el caso dea Manada, puede llevar a una agresión sexual brutal. Este caso rompe con la imagen de que el violador es ese señor escondido en un portal, con un cúter, esperando premeditadamente con nocturnidad, con una patología mental... Y no, no, los propios agresores lo dicen en sede judicial: 'Qué hacemos aquí? Nosotros somos gente normal'. Sí, claro, es que un violador puede ser una persona con trabajo, un tío guapo, con carisma... Un violador es sólo alguien que no entiende un no o que se salta un consentimiento, alguien que es unilateral con su sexualidad.
Un violador solo es alguien que no entiende un no o que se salta un consentimiento, alguien que es unilateral con su sexualidad
Ambos estáis en la veintena, y como generación, a veces los mayores os miramos con cierta condescencencia. Pero yo detecto, al menos en el mundo de la cultura, un compromiso con las cosas que pasan. Todo esto del consentimiento me hace pensar en el tema Carlos Vermut, y como a los actores y actrices se le pide a menudo su opinión sobre temas como este…
Carlos: Yo entiendo que haya gente que no se sienta con la obligación de comprometerse con según qué causas, sólo faltaría, pero a mí me nace dar mi opinión respecto a cosas porque me mueven, porque lo digo en mi entorno más privado y más íntimo, y creo que si de algo debe servir mi altavoz mediático, mejor que sea para contribuir en causas que yo considero que son justas o nobles o importantes. Como artistas debemos ser comprometidos, yo creo. Esto es una opinión personal, y tampoco debe ser universal, pero yo creo que como artista... ¿Tú por qué te haces artista? Para dar un punto de vista y una mirada crítica en el mundo que te rodea. De eso va mi película: yo me siento más cerca de la disidencia que del conformismo o el establishment. Porque por eso un señor coge un cuadro y lo pinta, o por eso un tío toma un papel y escribe un poema: porque tiene algo que decir y una mirada a dar sobre el mundo. Desde aquí, desde la crítica, desde la disidencia, creo que se pueden presionar muchas cosas porque hay muchas cosas que cambiar. Es verdad que somos una generación que ha vivido con muchos privilegios, que las generaciones anteriores han tenido que conseguir, pero nosotros tenemos una serie de luchas desde el desastre climático, feminismo, libertades LGTBIQ+, la movida migratoria, el drama de los alquileres. .Me podemos hablar, por favor, que un café en Barcelona te cuesta cuatro pavos y no paran de abrir locales de este tipo. Y los alquileres están por las nubes respecto a diez años, y los sueldos están iguales. A mí me sale expresarme con mi opinión personal y absolutamente propia, pero entiendo que hay gente que no lo haga. También quejarse es un privilegio en según qué trabajos, y según qué sitios ocupes.
Daniela: Carlos se ha expresado muy bien, la verdad. Estoy muy de acuerdo en que los artistas tenemos cierta responsabilidad. Y a través del arte, de un arte noble, de algún modo, debemos explicar las cosas que duelen a la sociedad. Eso es lo que decíamos antes, que la historia se repite y parece que siempre estamos allí mismo.
Y el futuro inmediato, ¿cómo lo veis?
Daniela: Pronto se estrenará 'Marco', una película que rodé en el País Vasco, hago un papel pequeño pero me hizo mucha ilusión rodar con Eduard Fernández. Y paralelamente estoy trabajando en una pieza de creación de teatro performático con un amigo, Eduard Paredes. Estamos intentando construir una compañía, ambos. Estrenamos el espectáculo en el Festival Zeta de Girona, que es un festival de nuevas dramaturgias y de gente joven con la idea de intentar descentralizar un poco la cultura de Barcelona, y lo hacemos allí en Banyoles. Y es una prenda que habla de la muerte, del destino, bastante existencialista pero con humor. Y se representa en un campo, es exterior. Y no sé lo que me gustaría en el futuro. Yo tengo la esperanza de que 'La abadesa' me dé a conocer un poco más, de que la gente confíe en mi trabajo y si llega un proyecto escrito desde el corazón, con una motivación, seguro que estaré encantada de participar.
Carlos: Mi presente absoluto es 'Jauría', en el Teatro Romea, Y tengo tres pelis por estrenar: 'El 47', de Marcel Barrena, protagonizada por Eduard Fernández. Es una peli que me encanta, que cuenta la historia de Manolo Vidal, un conductor de autobuses que en los años 70 desobedeció al Ayuntamiento, que le prohibía llegar hasta Torre Baró, para demostrar que el barrio necesitaba transporte público digno, y vías asfaltadas. Y a mí, que una persona desobedezca por conseguir derechos sociales es algo que me encanta, y que me encanta secundar [ríe]. Entonces, también tengo por estrenar 'Duro', una película que dirige Francesc Cuellar, compañero mío en 'Jauría', y sobre un texto de la Bárbara Mestanza que también habla de las violencias sexuales y el consentimiento. Y acabo de rodar un biopic sobre Miguel Gila, el humorista, en la época que luchó en la Guerra Civil como soldado del bando de la República, y sobre sus inicios en el mundo de la comedia.
Tú ya estás dirigiendo tu carrera hacia lugares que tienes muy definidos…
Carlos: Sí, estoy muy contento, estamos haciendo las cosas bien. Yo quiero acompañar miradas autorales, quiero formar parte de proyectos, en teatro, cine o series, que tengan un punto de vista, una mirada, un compromiso artístico, que no sigan fórmulas... Y aquí es donde estamos yendo, también buscando hacer personajes distintos a los que vengo haciendo, pero sobre todo que como artista tenga mis necesidades cubiertas y que tenga la sensación de que lo que estamos contando sirve de algo.