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Tres días antes de Navidad, medio barrio de Sant Antoni –sobre todo vecinos y trabajadores– hacen cola para el almuerzo en Bo de Bernat, el restaurante que la familia Dalisay ha abierto en la calle Urgell. Bernat Dalisay, nacido en Filipinas, llegó a Barcelona hace 25 años, casi los mismos que ha estado trabajando de cocinero. Pasó 11 trabajando en una marisquería, y los 11 siguientes cocinando en la bodega Gelida, uno de los grandes restaurantes populares de Barcelona.
El pasado julio abrió Bo de Bernat (Comte d'Urgell, 27. 934 06 75 42) a 200 metros de la bodega ilustre, y sigue el mismo esquema: casa de comidas familiar a precios populares, con una extensa carta de cocina catalana y todo elaborado desde cero. "Cocinar es mi pasión, y me encanta el contacto con la gente, los amigos me animaron a lanzarme por mi cuenta", explica. Y acertó: la gente llena el local con toda la razón del mundo. Porque por 15-18 euros, solo carta, esto es una fiesta mayor del fuego lento, el guiso y el vino bueno a raudales. Sí, están las míticas carrilleras de cerdo –melosas y con la corteza tostadita, 5,90 €– y todo el repertorio conocido, pero también cosecha propia, como unas croquetas de fricandó brutales (4,50 €).
Yo esta vez optado por unos garbanzos guisados con huevo duro (4,50 €), antes de las mencionadas mejillas –que llevan unas patatas fritas modélicas– porque croquetas de fricandó y carrileras es demasiado incluso para mí. De postre, una crema catalana como Dios manda. Ningún plato pasa de los diez euros (solo un chuletón de 350 gramos, 12,90 €). Las cartas kilométricas no fomentan la confianza, pero una vez has comido aquí, certificas que esto no es comida de batalla a cascoporro, sino un restaurante popular serio, como pocos quedan en la ciudad: como Can Vilaró o la propia Bodega Gelida.
¿Cocina filipina? Solo sé hacer cocina catalana, no tendría sentido
"La gente del barrio sale muy contenta, la carta es larga y tiene mucha variedad. He mantenido el carácter clásico del Gelida, pero también innovo, por ejemplo con unas croquetas de civet de jabalí", explica Dalisay, que ha abierto donde hasta hace poco estaba la buena y veterana pizzería Tress y No Res (30 años haciendo pizza al corte). Cabe preguntarse si los comparan con Gelida, o si hay trasvase de clientes. "Nos comparan bastante, algunos incluso nos critican, pero ya me está bien. Me gusta mucho trabajar", dice diplomático.
¿Platos filipinos? ¿No ha pensado en hacer una fusión de cocinas o algún plato tradicional de su país natal? "Eso sería muy difícil. ¿Por qué hacerlo? Aprendí a cocinar aquí. Solo sé hacer cocina catalana. No tendría ningún sentido".
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