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En marzo de 2017 el Ayuntamiento aprobó la creación de una comercializadora pública de energía eléctrica, con el objetivo de dejar de depender de grandes operadores del oligopolio eléctrico actual, con quien no hay mucho que hacer en cuestión de precios, oferta y condiciones. El 1 de julio entró en funcionamiento Barcelona Energia, la comercializadora eléctrica pública de Barcelona que supone una transición hacia un modelo energético sostenible potenciando el autoconsumo, la generación de proximidad y la energía 100% verde.
Barcelona Energia ha comenzado a suministrar electricidad a edificios y equipamientos municipales del Ayuntamiento. Una vez termine el traspaso, explican, dará servicio a 3.908 puntos y 19 organismos y entidades del grupo de empresas municipales. A partir de 2019, también abrirá el servicio a los equipamientos del Área Metropolitana y la ciudadanía para un máximo de 20.000 viviendas.
Desde el Ayuntamiento ponen énfasis en los valores añadidos de esta energía: pública y local, que es verde y de proximidad (reduce pérdidas asociadas al transporte y ayuda a combatir el cambio climático), la transparencia en la información de donde proviene la energía y en los costes del precio final de la factura (eficiencia y ahorro), y que asegura el derecho a la energía a toda la ciudadanía y sobre todo a los colectivos más vulnerables y afectados por la pobreza energética.
Barcelona Energia supone una transición hacia la soberanía energética que quiere revertir el modelo energético vigente, basado en los combustibles fósiles y que supone ineficiencia, desperdicio, contaminación del aire y emisión de gases de efecto invernadero (principiantes causantes del cambio climático). Aparte de todo esto, este cambio hacia una energía propia también supondrá para el Ayuntamiento un ahorro de unos 710.000 euros anuales.