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En diciembre del año pasado el ayuntamiento anunciaba su apuesta total por la recogida selectiva puerta a puerta y el despliegue de una nueva tarificación a través de contenedores inteligentes que permitan hacer pagar más a quien menos recicla. Se trata de una tecnología compleja pero eficaz que ya se aplica en diferentes ciudades de Europa. Mientras esperamos a que el futuro llegue, el consistorio ha aprobado la creación de una nueva tasa para gravar la generación de residuos, el impuesto de la basura. Esta tasa, por increíble que parezca, no estaba en funcionamiento en Barcelona aunque es muy común en la mayoría de municipios del país.
Ingreso de unos 41 millones de euros anuales
El impuesto que se dedicará, entre otras cosas, a los altos costes del reciclaje selectivo de los residuos en la ciudad, supondrá entre 27 y 51 euros anuales a los barceloneses. Este impuesto se vinculará al recibo del agua a pesar de que en un futuro se quiere ligar al nivel de reciclaje de cada familia a través de un sistema inteligente de contenedores. Se prevé que se implante el próximo julio y dispondrá de bonificaciones para aquellas familias más vulnerables.