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Existe una nueva plaga mundial: los concursos de dobles de famosos autogestionados por los propios fans. Son iniciativas que se han popularizado en diferentes ciudades del mundo, cuya primera semilla acabó desencadenando esta fiebre colectiva en Nueva York, donde se buscaba el gemelo perdido de Timothée Chalamet. La convocatoria fue tan masiva que incluso se presentó el propio actor. Desde entonces le han seguido la búsqueda de los dobles de Paul Mescal en Dublin, de Harry Styles en Londres, de Dev Patel en San Francisco, de Jeremy Allen White en Chicago, de Rosalía en París… Y, por fin, el pasado viernes 29 de noviembre Barcelona se sumó a la tendencia de los 'lookalike contests': un grupo de jóvenes se reunieron en Plaça del Diamant para coronar al doble definitivo de Carlos Cuevas.
"¿Crees que puedes ser más Carlos Cuevas que Carlos Cuevas?". Esto se preguntaban las organizadoras en la biografía del Instagram que se creó para el evento.
Con carteles colgados en todo el barrio de Gràcia y mensajes directos enviados a posibles candidatos para animarlos a participar, se notaban las ganas de infectar a la ciudad de la gozosa felicidad de organizar un evento absurdo(-amente divertido) sin ninguna otra finalidad que pasar un buen rato con unos pocos desconocidos y, por supuesto, encontrar el doble de Carlos Cuevas!
A las 17:00 del esperado 29 de noviembre en una Plaça del Diamant tan concurrida como siempre podías ver un corro que reunía a un grupo de personas lideradas por unas chicas con una camiseta negra con un retrato del actor catalán estampado en el medio y unos megáfonos con los que animaban a la gente a acercarse. Niños que dejaban de jugar para formar parte (aunque no saber quién era Carlos Cuevas), jóvenes que se habían acercado sin tener claro del todo si el evento era real o un 'bulo' de redes y curiosos despistados acabaron reuniéndose para dar salvo al concurso.
1. Las normas
El evento comienza 10 minutos tarde, a la espera de un último Carlos Cuevas, con la canción de inicio de Merlí y a continuación se explican las sencillas normas: los participantes pasarán una serie de pruebas que serán juzgadas por un jurado (entre el que estaba la presidenta del Club de Fans de Carlos Cuevas de Ecuador) que escogerá a los dos mejores Carlos y, de estos dos últimos, el público seríamos los encargados de coronar aquel con la sonrisa más carlos-cuevesca como ganador final.
2. Los concursantes
Eran cuatro los valientes que compiten por ser el mejor Carlos Cuevas y, contra lo que los escépticos (yo) podían pensar, todos tenían una retirada innegable al actor. El número 1 es Jorge, que tenía la ventaja de tener la soltura de un actor profesional, como el protagonista de la velada. El número 2 es Adrià, que venía acompañado de un grupo de amigos que incluso habían hecho pancartas donde había fotos de él y Carlos de pequeño, de adolescente y de mayor, que hacían evidente que esta semejanza viene de largo. El número 3 es Guillem, que llegó el último en bici y parecía sin lugar a dudas el primo bohemio de Carlos. Y, por último, Carla, que pese a tener el nombre de ventaja, simplemente había venido como público, pero fue elegida para ser la cuota femenina del concurso.
3. El concurso
Las pruebas consistieron con una serie de preguntas adecuadas a la situación, como:
- ¿Cuál es tu parada de metro favorita?
- ¿Cuál es tu orientación sexual? (con la posibilidad de no querer revelar la respuesta, aunque las respuestas no variaron de la heterosexualidad a la heterocuriosidad)
- ¿Vives de alquiler o en propiedad? (con la aclaración de que Carlos, a pesar de ser socio de un restaurante de marisco, no tiene propiedades)
- ¿Por qué estás aquí? (la mayoría estuvieron de acuerdo en que por presión social)
- Marisco preferido (retornando al tema del restaurante Lluritu, que Carlos comparte con Pau Roca)
- Di tu frase filosófica o de hombre reconstruido favorita (donde destacaron las respuestas relacionadas con ir a terapia y el “sólo sí es sí”)
Antes de que el jurado hiciera sus deliberaciones, las organizadoras preguntaron entre el público qué palabras relacionaban con el actor. Bohemio, sexy y catalán. Con estos adjetivos en mente, se pidió a nuestros cuatro posibles Carlos Cuevas que hicieran un pequeño desfile: puestos informales y casualmente sexis, saludos a los niños de primera fila, falsa modestia en medio de una llamada de móvil… El espíritu del Carlos Cuevas era innegablemente dentro del cuerpo de cada uno de los participantes (excepto Carla que comprensiblemente se moría de ganas de que el concurso terminara).
4. El momento de la verdad (con giro argumental para que la velada no deje de ser una montaña rusa de emociones)
El jurado decide. Los finalistas son Carlos número 1 (Jorge) y Carlos número 3 (Guillermo). El corazón del público se detiene. Adrià, Carlos número 2 y el que la mayoría contábamos como ganador, no llega a la final. Lo único bueno es que Carla por fin puede volver entre el público, como ella quería desde un principio. Ante el pánico colectivo, las organizadoras cogen el megáfono y anuncian lo inesperado: las normas no se aplican, la voz del jurado es claramente errónea, Adrià pasa también a la final. Cómo debe ser. El público vuelve a respirar tranquilo.
Llega el momento más esperado: ¿Quién tiene la sonrisa definitiva? Con un marco para encuadrar la cara de cada uno de los participantes, las organizadoras pasan uno a uno y el público aplaude con efusividad a quienes consideran su preferido. Todos reciben una buena dosis de aplausos, pero algo es innegable: ¡Adrià es quien hace enloquecer más a los asistentes! De ser eliminado a convertirse en el ganador, las emociones fuertes dominan la Plaça del Diamant.
5. Los premios
Carlos número 2 (Adrià), que al principio parecía el más tímido, con la adrenalina de la victoria, recibe cada premio con la emoción que merece ser coronado más Carlos Cuevas que Carlos Cuevas. Los premios (sí, en plural) consisten en: Un Óscar (un galardón que ni el propio actor tiene), una botella de cava con la cara del actor, un látigo y una camiseta con la cara de Carlos Cuevas (o de Adrià, a este punto ya no puedo distinguirlos). Aunque es él quien se va a casa con el título, este viernes en la Plaza del Diamante la verdadera ganadora ha sido la 'joie de vivre' de toda la gente que se ha reunido aquí! ¡Vivan los eventos absurd(-amente divertidos).