[title]
No hace ni cuatro días que ha abierto Teatro Kitchen & Bar (Av. del Paral·lel, 164), la primera vez que se vuelve a cocinar de cara al público donde estaba Tickets, después de dos años del cierre por Covid decretado en marzo de 2020. En dos años han cambiado mucho las cosas, el mundo se ha movido, pero siempre es un motivo de esperanza recuperar un buen trozo del anterior. La sociedad formada por Albert Adrià y el Grupo Iglesias se liquidó, y el empresario Manuel Lao ha adquirido los restaurantes de Grupo Iglesias, con los hermanos Iglesias, Juan Carlos, Borja y Pedro, en la dirección de los restaurantes. Y la joya de la corona, Tickets, acaba de reabrir. Bien, acaba de reabrir como Teatro, el nombre que tiene en su nueva vida.
Borja Iglesias explica que les hace "una ilusión inmensa recuperar a la mitad del equipo de Tickets en esta nueva aventura". A primera vista, el espacio es muy similar, pero "más cómodo", matiza. En lugar de 50 personas trabajando, 'solo' hay 30. Pero ver a 30 profesionales de la alta cocina en un espacio relativamente pequeño es un espectáculo. La disposición de las cocinas abiertas de Tickets, con su barra baja, ya era un show en sí mismo, y las han mantenido. La novedad es que el espacio de postres La Dolça –que había estado en la coctelería 41º– se incorpora al restaurante.
¿Y la cocina? "Hay pinceladas de Tickets. Recuperamos los cinco clásicos que nos vinculaban a Tickets, y el resto son cosas nuevas, como guisos. Bajamos el listón de técnica moderna, y nos movemos en un precio medio de 50 o 60 euros", que es el que tenía Tickets cuando abrió, explica Iglesias. El chef ejecutivo es Gabriel Suñer, ex jefe de cocina durante seis años con los hermanos Torres, y colabora en la apertura Oliver Peña, actual chef del todavía cerrado Enigma de Albert Adrià.
El espectáculo continúa. En la barra baja, nos llegan a la mesa los cinco clásicos citados, que son los snacks de Elbulli que viajaron de Roses a Barcelona: la aceituna esferificada, el corte helado de parmesano, la airbaguette de tocino ibérico, la pizzeta crujiente y las milhojas de nori y atún, que a la vez que crujen y estallan te recuerdan cómo los hermanos Adrià cambiaron la cocina moderna.
Y la conexión con el primer Tickets sigue con delicias para comer con una mano y dos mordiscos, como un mollete de mozzarella y trufa celestial. También hay snacks deliciosos nuevos, de acento mexicano: como cortezas y aguacate (lo que te esperas: rebañar una crema de aguacate y pico de gallo con cortezas) y una palomita gigante con chipotle, la palomita brava.
Ahora bien, a medida que te adentras en la carta, marcan distancias con Tickets. Te encuentras platos de cuchara, como unos garbanzos con tripa de bacalao y cabeza de ternera, o un arroz negro con chipirones. Oliver Peña explica que "no queremos que todo sea 'finger-food'. Y si algo nos ha enseñado la pandemia, es que tenemos que trabajar más de cara al local". Su intención es tener siempre en carta cuatro o cinco platos principales "que puedan entender mis padres", dice Peña: un pescado, una carne, un plato vegetariano, y un ave asada a la coquelette.
Pido el pescado del día, la dorada 'enfangada' a la brasa. No es tan obvio como parece, aquí hay mucha cocina. Quizá haya menos trapecios, pero siguen dando saltos mortales. Un pescado con un punto de cocción mágico, pintado con una salsa de picadura de ñora, pimienta, orégano y vinagre. Desmigas el pescado, lo pones en una firme hoja de lechuga trocadero, y añades col lombarda confitada y una mayonesa de la misma picada/mojo. Canta bingo en tu boca, un pez-taco que te pone un pie en Vietnam y el otro en las calçotadas.
Donde estuvieron 41º y La Dolça, ahora está Backstage, una coctelería con snacks a la que se puede acceder sin reserva desde la calle, y donde un copazo a cargo de Matteo Pironi, jefe de coctelería de Enigma, cuesta diez euros. Vuelve el espectáculo al Paral·lel, y se ensancha el círculo de bolsillos que pueden pagar el ticket. Reservas a través de su web, y a finales de mes abrirán también a mediodía.
NO TE LO PIERDAS: Los mejores restaurantes de Barcelona