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Hay espacio para unas 14 personas en taburetes repartidos por la barra y un local de apenas 25 metros cuadrados. Una plancha, un horno, y un Roner, los tres en versiones mini, son todo lo que en cocina necesita Sergi Marambio para despachar platos fríos y planchaditos. Acompañados de una amplia selección de vermuts, Varmuteo (Vilamarí, 2. 687 68 00 50) minúsculo y bonito bar de tapas y vermut, ha conseguido en solo cinco meses hacerse un hueco entre vecinos y habituales de la zona de Sant Antoni y la parte alta del Paral·lel.
¿Dónde está el truco? Más que un truco, lo que hay es una cocina bastante más amplia en posibilidades que lo que sugiere a primera vista Varmuteo. Y es que este proyecto cuenta también con Jaume Marambio –hermano de Sergi– y Victoria Maccarone, del vecino restaurante gastronómico Alapar, que ganó el premio de mejor restaurante de Barcelona de 2024 de Time Out Barcelona, y cuya cocina les permite proveerse de buenos guisos y algunas preparaciones que elevan notablemente el nivel de una vermutería al uso.
Bocadillos? Magníficos, como el de fricandó o el de papada de cerdo con queso y mostaza
Empezando por el hot-dog de albóndigas, que ha necesitado poco tiempo para convertirse en un clásico de la casa. Un puesto que, eso sí, tiene que disputarse con otros dos bocados magníficos: el clásico mallorquín de sobrasada y queso, y uno de papada confitada con queso y mostaza. Con las albóndigas, el fricandó o la papada ya listas en la cocina del restaurante, solo queda ponerlos entre pan y pan y un toque de plancha antes de servir.
En el apartado de fríos también triunfa lo casero. Como los mejillones en escabeche que preparan ellos mismos o la excelente caballa marinada con 'sunomono' -pepino japonés encurtido- y ahumada. Un plato de restaurante, servido en barra.
De formación coctelera, Marambio combina media docena de clásicos con una potente carta de vermuts en la que junto a Maccarone buscan referencias poco habituales. La lista promete seguir creciendo, pero de momento acompañar alguno de los planchaditos con un vermut Aucata del Maresme es un plan estupendo.
No hay café ni espacio para sobremesa, pero merece la pena quedarse al postre: el flan que manejan aquí– también hecho en casa –es de una cremosidad superlativa. A la espera de que una terraza les dé un poco más de margen, por ahora se manejan bien en este reducido espacio gracias a una carta corta y ágil que fomenta las visitas rápidas. Vaya, que en menos de una hora te puedes comer y beber buena parte de Varmuteo. De todos modos, aprovechado que sí hacen reservas, no es mala idea asegurarse el sitio, sobre todo en fines de semana.
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