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Uno de los clásicos más esperados de Semana Santa es, sin duda, la mona de Pascua. Tanto si eres joven y todavía recibes la tuya como si tienes ahijados o ahijadas a quien regalarla, siempre cae en el plato una porción de este dulce después de comer. Y seguro, que si compartís mesa con abuelos y abuelas, os han dicho que 'en su época' las monas no eran con grandes figuras de chocolate de sus personajes animados preferidos ni con muñecos con los que después podían jugar.
¡Pues tienen razón! Las monas de Pascua no siempre han sido como las que conocemos, de hecho se alejan mucho de la idea que todo el mundo tiene en mente. ¿Sabéis cómo eran las originales en el s. XV? Aquí os dejamos algunas curiosidades de la verdadera receta de las monas de Pascua hace más de 3.000 años:
1. La receta original no llevaba chocolate
El chocolate no se ha añadido a nuestras recetas hasta siglos después y el producto que destacaba era el huevo. Antiguamente, las monas estaban hechas de bollo con una forma redonda y estaban coronadas por un huevo, que fuera de ser dulce, era un huevo duro cocinado. Este tipo de bizcocho, en la actualidad, es complicado de encontrar en las pastelerías porque casi nadie sigue la tradición, pero son muy sencillas de hacer en casa.
2. En aquella época, la mona no era un producto dulce
No solo no llevaba chocolate, sino que tampoco llevaba decoraciones de fruta escarchada, crema o nata como las de ahora y, por tanto, no eraa un alimento dulce. De hecho, se podía comer acompañada de salchichón u otros embutidos en las comidas.
3. Llevaba tantos huevos como años tenía el niño que la recibía
La tradición dice que la mona de Pascua la regala el padrino o el abuelo a sus sobrinos y sobrinas o nietos y nietas, y la decoraban según la edad que tenía a quien la regalaban. El huevo, siempre duro, se ponía en la mona y representaba la llegada de la primavera y la fertilidad.
4. ... y nunca eran más de 12
Ahora todos queremos que nos traigan una mona el Lunes de Pascua tengamos la edad que tengamos. Pero en el siglo XV la tradición decía que se regalaba mona hasta los 12 años. Esto era porque cuando los ahijados hacían la confirmación, se consideraba el momento en que debían dejar de recibirla.
5. Ah, y nada de comérsela en domingo!
Parece que esto es el único que tenemos en común con nuestros antepasados, porque esto se mantiene inamovible siglos más tarde: ¡la mona se entrega el domingo y se come el lunes!