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Hace una buena temporada que quien escribe pasaba por delante, pero fue Maite Otegui, la pastelera y cocinera mexicana que ha dado una vuelta de tuerca a los postres en Barcelona, quien me puso sobre la pista de Metl (Lull, 57). "En Metl hacen los mejores tamales que se comen en Barcelona", me comentó (que por cierto, ella sirve en su brunch mexicano donminical).
Metl es un restaurante mexicano casero y familiar que abrió en Poblenou a finales de julio pasado. Y entre la tupida maraña de brunch y cafeterías de especialidad, su presencia me pasó desapercibida (de hecho, diría que ocupa un inmueble que hasta hace poco alojó un salón de huevos revueltos y café de postín). Es propiedad de la pareja formada por la venezolana Oriana Abzueta y el mexicano Juan Pescador, quienes hace cinco años que se instalaron a vivir en Poblenou.

Llegué temprano, sin aviso ni reserva, entré y zampé. Y al primer mordisco me di cuenta de que el sitio es especial. Véase en la foto lo comido: un tremendo taco de pescado fresco estilo Ensenada: todo un filete de pez fresco de rebozado finísimo, matizado con ensalada de col y mayonesa de chipotle. Un taco vegano de setas enoki rebozadas, con pipián–refrescante mole, es decir, salsa con base de frutos secos…– que se vuelve verde con pepitas de calabaza y hierbas varias, y un suculento taco de carnitas, emblema de la comida callejera mexicana más porcina.

Mano de oro en un restaurante casi nuevo. "En realidad, Metl es un proyecto que lleva casi ocho años funcionando, empezamos haciendo tamales en casa", me explica Abzueta. Funcionaban como restaurante nómada o pop-up –han trabajado en Nueva York, Canadá o Londres– pero también como asesoría gastronómica. "Juan es de Durango, del norte de México, él se encarga de las recetas y yo de la organización y la cocina al mediodía". Experiencia no le falta: durante unos cuantos años fue encargada de La Pachuca, una de las mejores taquerías de Barcelona, y después de tener un hijo "me volvió fuerte el mono de cocina", explica.

Metl, pese a su molona tipografía que recuerda a las bandas de black metal, no tiene nada que ver con el rock satánico o el metal. Significa agave en náhuatl, y tiene una carta "muy meditada, corta e inclusiva, para que lo que se te antoje lo encuentres, bien sea un cebiche, tacos veganos, pollo con mole o cosas más indulgentes, como los tacos de carnitas", explica Abzueta. Pescador es un hombre de letras –licenciado en Filología Hispánica por la UB y Humanidades en la Pompeu Fabra– metido a cocinero. Y han logrado un buen equilibrio entre platos fritos, sopas y guisados y platos veganos. Apetece todo. El precio aproximado para comer en Metl es de unos 25 euros.
Sus tamales son de escándalo. "Maite Otegui siempre me dice que no puede creerse que sus tamales favoritos los prepare una venezolana. Los tamales me obsesionan, y hemos conseguido una masa esponjosa y sabrosa, cuando lo que te sueles encontrar es un tamal compacto y con poco sabor", cuenta satisfecha.
También se enorgullecen de ser un restaurante "de producto local y de estricta proximidad, pero de cocina mexicana cien por cien tradicional". Todo cocinado desde cero y con un único producto de quinta gama: zumo de limón exprimido. Esta calidad y sencillez se traslada también a la bebida: dos cervezas de tirador y una mexicana en botella, así como mezcales y una pequeña carta de coctelería mexicana con y sin alcohol, y una decena de vinos naturales de pequeños productores.
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