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Albert Adrià acaba de reabrir Enigma, y lo ha hecho con el cuchillo en los dientes: hablo con él mientras atienden y acomodan a los clientes que salen de almuerzo, y a los que entran en el turno de tarde. "Ahora este es mi único restaurante, y tal y como está siendo la apertura, no quiero montar más", ríe. Esto lo dice un cocinero que ganó la primera Michelin por Tickets en el 2011, y que en años sucesivos, cada vez que levantaba una persiana ganaba una estrella: 41º, Pakta, Hoja Santa, Enigma.
La hecatombe de la pandemia hundió el imperio de alta cocina que había creado en sociedad con la familia Iglesias (que han reabierto Tickets como Teatro Kitchen & Bar). Pero Adrià ya ha vuelto a casa y ha reanudado el trabajo en Enigma, con una redefinición total: "Es un poco una evolución de Tickets como concepto, el que mejor me ha funcionado nunca. Hemos mezclado ideas de la coctelería de 41º, del propio Enigma, y después el recuerdo de Heart en Ibiza, que para mí está muy presente", explica. (Antes, Enigma era un restaurante y coctelería donde el comensal paseaba –metafórica y literalmente– por un menú de 40 elaboraciones distribuidas en un multiespacio de seis zonas, maridando con tragos).
El nuevo Enigma abre todos los días de 13 a 16 h y de 17 a 21 h. En la franja de mediodía, "la gente come platos para compartir y a la carta. Es un concepto muy sencillo. Unas diez elaboraciones, en un restaurante con capacidad para 40 personas, con una oferta de platos como una pizza de cangrejo real o la mi versión del club sándwich, tenemos burger, tenemos ostras...".
Ojo, que diga sencillo no significa que no apunte alto: platos que suenan a vulgares, bajo la reinvención de Adrià te hacen replantear cómo es cada taxonomía, al más puro estilo lúdico elBulli. Hay 40 personas trabajando, y en tres días abierto en franja de mediodía, el tique medio apunta a 170 euros. O sea que nada de abrir un bar de tapas asequible como el ya mítico Inopia, o una taquería. "Evidentemente que el nuevo Enigma apunta alto: es un perfil de alta gastronomía. El local lo merece. Y más ahora, que es primer restaurante, cien por cien mío, y es el único que tengo. Esto se lo le tengo que agradecer la pandemia", reflexiona.
En dos días van de bólido. Porque de 17 a 21 h encontrarás en Enigma 'tardeo' bulliniano. "A las cinco de la tarde entra un DJ, cambia la luz y el local es tan bonito y absorbente que ya no sabes ni qué hora es". De momento, la oferta del tardeo “pasa por tragos y snacks, y gente que viene a bailar, con un ticket medio de 80 euros. Pero durante dos días se nos ha llenado a las cuatro de 'fiesteros' del Primavera Sound. Hemos tenido mediodías serios mezclados con fiesta, pero tardaré dos meses en darle el cariz que quiero al local".
¿Y cuál es? "¡Pues lo que quiera el cliente! Un restaurante es la suma de lo que ofrece más lo que quiere el cliente. Tengo una gran capacidad de adaptación, que es la clave del éxito". Por el momento podéis reservar en su web, pero si tienes un arrebato y te viene las ganas a las seis de la tarde, según disponibilidad te sientan.
Y sí, cierran a las nueve de la noche."Tengo 52 años y soy de los que por la noche quiere llegar a casa y poder ver a la familia. El personal está haciendo ocho horas. Los restaurantes deben ser más caros, ha subido el IPC , pero ya no puedes alargar en cuatro horas un servicio”.
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