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Hay restaurantes que tienen una buena situación. Otros están en el meollo del asunto. Y un tercer y privilegiado grupo gozan de un emplazamiento icónico. El Galante, que acaba de abrir puertas, pertenece al tercer grupo. En el corazón del Born: está en Princesa, 53, en los bajos de ese maravilloso cruce palaciego de Princesa con Comerç, en el inmueble que alojó el restaurante argentino El Foro.
No todo lo fían a la situación, claro. Galante, dedicado a la tradición culinaria catalana y española a base de recetas clásicas con un toque moderno, es una 'joint venture' –o asociación, vaya– de tres empresarios de la restauración locales. El Grupo Varela (La Puntual, La Xarxa) dirige la operación, pero también son socios Juan Carles Ninou (El Xampanyet, asociado con el Grupo Varela en La Puntual) y Joan Manubens d'El Passadís del Pep i Agullers, familias de hostelería con casi un siglo de trayectoria en el barrio. El restaurante es espectacular: una amplísima estancia de techos altos, molduras de madera y grandes ventanales que remiten a una bodega tradicional.
"Estamos hablando de tapeo gurmet de alta calidad, sobre todo si tenemos en cuenta el producto. No es un local que esté dirigio específicamente al turista o al local", me explica Joan Manubens. La isla central, el corazón del local, es un punto y aparte: "Hemos sacado a sala el cuarto frío y la charcutería, de modo que estás sentado tomando algo y ves como cortan el jamón, pero también ves como preparan las ensaladillas", prosigue.
¿Ha dicho jamón? Galante cuenta con esa poderosa visión de los jamones colgando –que cada vez se estila menos– y es todo un paraíso del embutido al corte: jamón de bellota cortado a mano, pero también fuet de vic, lomo ibérico o queso payoyo (y rebanadas de pan de payés a la brasa).
La potencia y la personalidad de los tres socios se nota en una carta que tiene de todo: tapeo selecto caliente y frío, tradicional (alcachofas de Tudela con virutas de ibérico, calamares a la andaluza) y moderno, por ejemplo un taco de langostino con mayonesa de ají y pico de gallo. Pero el apartado de platos principales hará la boca agua a los disfrutones de la cuchara: fideos a la cazuela con pluma ibérica, arroz con butifarra y trompetas de la muerte, o los macarrones de la casa, con boloñesa de botifarra del Perol (sí, a primer vistazo, Galante tiene de todo, pero parece que cerdea a base de bien). El precio, a partir de los 30 euros, y con producto de altura, claro.
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