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No era la primera vez que Amyl & The Sniffers tocaban en el escenario grande del Primavera Sound. Pero así como en el 2022 había huecos verdes en la llanura artificial y peatones casuales sorprendidos por la intensidad maníaca de la actuación, ayer había una multitud compacta que solo abrió espacios para practicar la noble danza del pogo. Esto significa que han crecido, y mucho. El concierto, con una breve introducción instrumental, empezó con estas palabras. "Hola, me llamo Amy y tengo una voz que quiero utilizar para hablar a favor del pueblo de Palestina, aunque la televisión corte esta frase" (¡o algo similar, porque el acento australiano es como un escocés aún más cerrado!).
Solo tienen dos discos, pero todos los temas son pedradas, algunos de ellos con un potencial comercial que se te clava en la cabeza: como "Security", el éxito con el que abrieron la noche. Esta canción, una cabalgata garage-punk futurista que podría ser de Radio Birdman, define un aspecto de su personalidad: música dura y letras tiernas. "Seguridad, ¿me dejas entrar en el bar? No busco problemas, busco amor. ¿Me dejas entrar en tu corazón endurecido?". El otro, claro, es la hipnótica gimnasia que despliega Amy Taylor en el escenario, un huracán de bailes kitsch, robóticos y meneo de pandero que la sitúa entre un Iggy Pop de cadera saludable y el Mick Jagger más picarón.
Con una parafernalia mínima y un desgaste físico considerable, desplegaron un rock dinámico y anguloso de ADN puro australiano: melodías y arpegiados oscuros al estilo News Christs, punk de bajo percusivo con un deje pub-rock, y un dominio de dejar espacios en blanco cuando tocan –solo son un bajo, una guitarra y una batería– digno de los AC/DC buenos. La cosa se fue encendiendo, hasta el punto de que se formaron varios remolinos de 'mosh-pit' (corrillos de gente dándose de hostias, típicos de concierto punk) mientras una parte del público fruncía la nariz, indignado.
Terminaron con 'Hertz', otro tema de turbo-rock vitalista donde exigen que "me lleves al campo, me lleves a la playa, salta al asiento si me quieres, alquílame un coche que quiero conducir". Ternura urbana cantada con la mala leche de GG Allin. Terminaron con el nuevo single, una celebrada "U Should Not Be Doing That", que tiene trazas de Blondie y el hip hop guitarrero de vieja escuela (muy a menudo, más que cantar, Taylor berrea con ritmo y voz de acero). Estamos en 2024 y una grandiosa banda de rock de bar conquista los grandes espacios abiertos.