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El trabajo a distancia puede llegar a ser agotador. Siempre están los molestos "¡Estás silenciado!", y las interrupciones de los compañeros de piso que entran a coger cualquier cosa en la habitación justo cuando estás en medio de una reunión importante. Y todas aquellas informaciones que te pierdes porque estás demasiado ocupado mirando tu propia cara en la pantalla mientras intentas averiguar si tu ceja izquierda está un poco rara hoy.
Pero además de los aspectos negativos, la nueva realidad de Zoom ha aportado una gran ventaja: el advenimiento del nómada digital. Ahora que ya no están encadenados a una oficina, los trabajadores remotos han aprovechado la oportunidad de viajar sin dejar su escritorio, y han convertido los cafés, las playas y las cabañas alpinas en sus oficinas durante días o semanas.
A cambio, los y las participantes proporcionarán a la empresa informes regulares sobre sus vivencias durante el viaje, para ayudar a "mejorar las experiencias de larga duración y ayudar a modelar el futuro de la vida flexible en Airbnb".