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Barcelona es característica por su cultura de terrazas. No es un secreto que a los barceloneses y barcelonesas les gusta salir a la calle a tomar algo, sea en compañía o solos, aunque algunos bares de la ciudad hayan prohibido ir sin acompañante. Si pasea por Barcelona, es bastante complicado ver las terrazas vacías, sobre todo en verano. Sin embargo, durante la pandemia estas se vieron obligadas a cerrar, al igual que la mayoría de los sectores. Cuando volvieron a abrir, estas se proliferaron por las medidas de seguridad de la Covid-19, que prohibían la aglomeración de personas en espacios cerrados.
Estos espacios que nacieron después de la pandemia se integrarán en el paisaje de la ciudad como si hubieran estado toda la vida. Hasta ahora, las terrazas estaban acotadas con unas barreras de hormigón de uso temporal. Actualmente, de las 600 terrazas que abrieron, 558 ya están establecidas en la calle con una plataforma elevada donde están colocadas las mesas, sillas y sombrillas. Solo quedan otros 42 espacios por regularizar, lo que significará la desaparición de las llamadas 'barreras New Jersey' y los pívots extraordinarios.
Tras la pandemia, el Ayuntamiento facilitó la concesión de permisos de terraza por los establecimientos, para facilitar la recuperación de la ciudad y del sector de la hostelería. El aumento de estos espacios llevó a la instalación de las barreras New Jersey para evitar accidentes con sus vehículos. Estos bloques de hormigón empezaron a retirarse poco a poco, sustituyéndolas por plataformas que darán vida a 600 espacios que no existían prepandemia.