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En l'Espluga del Francolí, un pueblo de la Conca de Barberà, se encuentra el Museou de la Vida Rural. En un edificio rodeado de viñedos, los visitantes pueden conocer cómo se vivía y trabajaba en el mundo rural antes de la segunda revolución industrial a través de objetos de todo tipo. Ahora, este museo abre una nueva sala de exposiciones en la ciudad que será una ventana a la ruralidad en el contexto urbano de Barcelona.
El espacio, que reflexionará en torno a la sostenibilidad, estará dentro de la nueva sede de la Fundación Carulla, en el Poblenou y se inaugurará en breve. El encargado de diseñar el edificio fue José M. Segarra, quien también ideó la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Barcelona.
El objetivo es convertir este espacio en un recinto cultural y educativo, donde se realizarán exposiciones, talleres, cursos y actividades vinculadas al barrio. Detrás de la sala de exposiciones, existe la misma idea que rige el Museo de la Vida Rural: que el conocimiento sobre el mundo rural nos sirva para comprender el presente y nos permita imaginar futuros más sostenibles.
La apertura de esta sala de exposiciones en Barcelona es únicamente uno de los cambios que vivirá el museo este 2024. Además, después de 35 años, el Museo de la Vida Rural cambiará de nombre y se llamará Museu Terra. Dentro de este 'rebranding', también renovará la identidad gráfica afianzando el reto de educar por la sostenibilidad desde el patrimonio, la cultura y las artes.
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