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Abre La Textil, una macro-cervecería artesana que produce todas sus cervezas

Sus 1100 m2 acogen un restaurante gastronómico de 'street food', una cafetería, una sala de conciertos y una fábrica con capacidad de producir 120.000 litros anuales

Ricard Martín
Escrito por
Ricard Martín
Editor de Menjar i Beure, Time Out Barcelona
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Al loro, aficionados a la cerveza artesana: acaba de abrir La Textil (Casp, 33B. De 8 a 24 h), una macro-microcervecería –si me permitís el juego de palabras– que tienes todos los números para convertirse en templo y punto de peregrinaje del alegre, inclusivo y sin embargo gourmet mundillo de la 'craft beer'. Y también en uno de los espacios dedicados a la restauración más singulares de Barcelona: sus 1100 m2 contienen un bar de cerveza artesana, un restaurante, una cafetería y una fábrica de cerveza que tiene una capacidad de producción de 120.000 litros anuales. 

La Textil
Foto: La TextilLa Textil

Brian Blazek, artesano cervecero y cara pública del proyecto, explica que "la Covid-19 fue lo mejor que podía pasarnos. Porque nos ha permitido abrirlo por fases. Si hubiéramos gestionado de golpe un sitio tan grande habría sido un caos", explica. La Textil se llama así porque está situada en un antiguo almacén textil, en el Eixample derecho, justo delante de la Casa Calvet. 

La Textil
Foto: Monika FriasLa Textil

De hecho, su versatilidad implica que aquí puedes estar bien "aunque la cerveza artesana no te interese en absoluto". Encontrarás café de Nomad y pastelería, 'brunch', cócteles de tirador de Collage y una carta de vinos proximidad muy bien surtida. La barra cuenta con una majestuosa contrabarra de madera de ciprés que recorre el local de cabo a rabo, "hecha con madera de un ciprés de Girona hendido por un rayo. El carpintero tuvo la madera años en su tienda hasta que la vi". Blazek hace énfasis en el carácter local de todo lo que comes, bebes o te acodas en: "Cada mueble lo ha hecho un artesano local, incluso la mesa de DJ (de viernes a sábado hay pinchadas de vinilo). Defendemos a ultranza el carácter local de La Textil y que esté vinculado del todo a la ciudad y a los vecinos del barrio". 

Del entendido al señor de la caña  
Vayamos por partes: la barra tiene 18 tiradores de cervezas hechas en el fondo del local, y una capacidad de una setentena larga de personas sentadas. Y el esoterismo cervecero que desees: desde beber una Coco Puff –'brown ale' malteada con granos de café entero tostados por Nomad, con notas de cereza, avellana y chocolate– a tomarse una Writer's Block, una refrescante 'lager' que complacerá al consumidor de cerveza más 'mainstream'. "La gran limitación de la cerveza artesana en Barcelona es que no siempre llega a todo el mundo. Todo ese rollo de 'somos artesanos malotes de la cerveza lupulada'. Bueno, a mí me interesa que venga el señor de al lado a tomarse una buena caña a dos euros, y eso siempre lo tendremos". En su ansia de proximidad con el mundo local, cada lata de sus cervezas tiene una etiqueta diseñada por un artista de Barcelona. A lo grande: Jaime Martín ha hecho el diseño de la Classic Apa, con recuerdo a Lemmy y a su reciente 'Siempre tendremos 20 años'.

La comida
Preside el centro del restaurante un horno Josper de tres toneladas y media. Está en medio de una cocina abierta, núcleo de un comedor con capacidad para cien personas. Lo hicieron a medida, una única pieza que trajo un camión. "Siendo un norteamericano que ha pasado media vida fuera del país, intento evitar el discurso de 'lo más grande, lo más nuevo, lo mejor'. El horno es así porque sirve a nuestro propósito, que es ofrecer un 'street food' con una calidad de comida cercana a la Michelin pero sin pretensiones", reflexiona Blazek. En julio se incorporará como jefe de cocina Pablo Lagrange, ex jefe de producción de Tickets y Pakta. Mientras tanto, cada semana hay la residencia de un cocinero diferente. Y nuestra línea definitiva será la de una cocina con materia de pequeños productores locales, con muy poca manipulación y fuego, humo y carbón".

La Textil
Monika FriasLa Textil

Una sala de conciertos
La guinda del pastel es una sala de conciertos situada en el sótano del local. "En realidad, esta parte funcionará como un negocio independiente y separado, tiene una entrada propia", explica. Cuentan con un 'rider' (requerimientos técnico de sala) de primera línea, así como un plan de aislamiento y sonorización digno de sala de giras internacionales. Blazek, como decía, no tiene como finalidad la enormidad del espacio. "Para ser honesto, no me gusta necesariamente que sea tan grande. La idea es que si la cerveza artesana no te interesa, vayas al restaurante o a tomarte unos vinos. O que si quieres tomarte unas birras, lo puedas hacer sin que te obliguen a comer. Es grande, pero son compartimentos distintos".  

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