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Una vez superado el oxímoron, ya no sorprende que una charcutería sea vegana, sino que ninguna de las cuatro personas que la han impulsado lo sean: 'no somos ni veganos ni vegetarianos, pero queríamos disminuir el consumo de carne, y nos vimos que no había opciones. Cuando pides un plato veggie te ponen todas las verduras que tienen en un plato, y eso hace que no te apetezca '. Farmers Veggie Butchers es la primera charcutería vegana en Barcelona. De tiendas de productos veganos hay muchas, pero esta tiene la forma de charcutería: un par de escaparates y bandejas con salchichas, hamburguesas, sobrasada, queso y una máquina de cortar 'jamón'. En pleno Calle Verdi, la gente se detiene porque es toda de cristal y se puede ver la figura de un cerdo contento que por primera vez no está dentro del escaparate, sino fuera.
Sin querer imitar el sabor de la carne, ni aditivos, ni conservantes, ni colorantes ni coagulantes, lo cocinan todo ellos con legumbres, verduras, mezclas de harinas, caldos, especias, avena, chía, avellanas, sésamo y mucha dedicación y una base nutricional: 'queríamos opciones y buenas, porque si hay una opción buena que no sea carne, preferimos no comer. Pero muchas veces las alternativas son muy procesadas y no son sanas', explican. La especialidad que más recomiendan es la hamburguesa de remolacha, hecha con una mezcla de harinas, un zumo de remolacha y una mezcla secreta de especias. La sobrasada está hecha con ingredientes como el tomate seco, tofu y harina de arroz.
También venden queso hecho por ellos a base de anacardos, leche de almendra, o harina de yuca y caldo de verduras. 'Cada producto tiene su personalidad, todos tienen sabores diferentes, queríamos volver a los sabores de cuando la abuela o el abuelo nos cocinaban, las verduras y las hortalizas de siempre': la morcilla negra, blanca y roja a base de frijoles o el 'veicon', hecho con garbanzos y una mezcla de salsas. Han sido 3 años probando las recetas y, sobre todo, buscando un local céntrico. Lo han encontrado en la calle de l'Or, 16 con esquina en Calle Verdi. Decorado como si fuera un pajar o una granja rústica, están inventando una historia: 'el cerdo mira las morcillas como si fuera una persona, porque él también las podría comer porque están hechas de verduras. Lo que queremos es que cualquier persona, por mucho que le guste la carne, pueda probar cosas, aprenda nuevas opciones de cocina, y vea que se puede comer sin carne y comer bien'.
